DESASTRE

Radiación de Fukushima ha contaminado todo el Océano Pacífico, y está empeorando

Todos pensaban que el incidente nuclear de Fukushima, en la costa de Japón, había quedado en el pasado, pero recientes mediciones han demostrado que la contaminación radiactiva está ensuciando todo el Océano Pacífico.

Después de un fuerte terremoto que azotó Japón, en el año 2011, todo el complejo nuclear de Fukishima se vio seriamente afectado, dejando escapar miles de toneladas de desechos contaminantes que terminan en el Océano Pacífico. Pero aunque fue ya hace ya 6 años, el problema está lejos de desaparecer.

Unas 300 toneladas de desechos radiactivos entán siendo vertidas diariamente desde el complejo de la compañía Tokyo Electric Power Company, TEPCO, ubicada en Fukushima. 

Tres reactores nucleares sufrieron un «meltdown», o «fusión de nucleo», como consecuencia de las afectaciones estructurales causadas por el terremoto. Este tipo de accidente grave sucede porque el combustible, por una falla en los sistemas de seguridad, pasa de estado sólido a líquido por efecto del calentamiento, ya se por causa de un aumento desmedido de potencia o por el colapso del sistema de refrigeración. No debe confundirse con el término «fusión nuclear», cuyo significado hace referencia a la unión de átomos.

 

Ni un robot resiste la radiación

El pasado 12 de febrero, un robot que portaba una bomba de agua de alta presión fue evacuado de la zona del desastre nuclear, cuyos niveles de radiación superan a los del accidente de Chernobyl. El robot estaba destinado a labores de limpieza pero tuvo que ser retirado de la zona tras sufrir daños en su cámara a causa de la alta contaminación por desechos nucleares.

El aparato estaba diseñado para aguantar hasta 1.000 sieverts de exposición acumulada (unidad que mide la dosis de radiación absorbida por la materia viva) y hasta 530 sieverts por hora, pero el incidente ha llevado a los expertos a reevaluar los niveles de radiación dentro del dañado reactor número 2, donde esta semana se detectó un orificio de unos dos metros de diámetro por el que se podrían estar liberando esas 300 toneladas diarias.

Si una persona se expusiera a 530 sieverts, moriría en el acto.

El gobierno japonés, junto con TEPCO están planeando un plan de contención y de desmantelamiento total de las instalaciones.

 

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