Telefónica declara la guerra a Apple, Google y Facebook por lucro con megadatos
La operadora española Telefónica emprendió de lleno la lucha por el uso de los megadatos por parte de las gigantes tecnológicas como Google, Facebook y Apple. La empresa pretende que los usuarios cobren por el lucrativo uso que le dan a sus datos personales.
La multinacional de capital español, dueña de marca Movistar, quiere hacer todo lo posible para elaborar una plataforma para empoderar a los usuarios y que estos puedan recibir ganancias por los datos personales que las Redes Sociales y buscadores obtienen a cambio de los servicios de comunicación y búsqueda.
Según dijo un portavoz de la compañía a AFP, pretenden «tomar todos los datos para ofrecérselos a los clientes» y que estos retomen el control por los paquetes de información que las tecnológicas obtienen.
El alcance de la plataforma
La idea de Telefónica es que los clientes puedan saber qué datos tienen y cuál es el valor monetario, para que puedan ver qué hacer con ellos, inclusive lucrar. También pretenden poner al alcance público herramientas que permitan a los internautas y usuarios de redes sociales discriminar cuáles datos quieren compartir y cuáles no.
En caso de que los usuarios no quieran compartir con Facebook, Google, Apple, Twitter, u otros, ciertos datos personales, esto abriría la posibilidad de que las grandes compañías puedan ofrecer un pago por la «compra» de esa información.
En Google no están muy asustados con el anuncio de Telefónica, pues desde esta gigante tecnológica advierten que saber los detalles y el impacto de la plataforma, a estas alturas es aún meramente especulativo.
El refinamiento de datos se ha vuelto tan específico, que Facebook puede definir cosas específicas de la vida de un usuario como sus ingresos económicos, inclinación política, sistema operativo y dispositivo desde el que se conecta, entre otras.
Empresas europeas de telecomunicaciones como Telefónica, Deutsche Telekom, Vodafone y Orange, se quejan de que desde hace años las empresas norteamericanas usan sus infraestructuras para transitar flujos cada vez más grandes de datos, pero por falta de regulación no tienen que pagar para renovar o ampliarlas.
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