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El olor de la lluvia: un romántico conocido que ahora los científicos logran explicar

Suele decirse que cuando la ciencia descubre lo que causa un fenómeno, si éste integraba algún tema romántico, pasa de inmediato a perder mucho de su esencia. Si este es el caso, las responsabilidades serán del Instituto Tecnológico de Masachusetts, (MIT) cuyos investigadores se propusieron establecer si el olor de la lluvia es algo similar en todos los casos y qué originaba el fenómeno en cuestión.

Empleando imágenes de máxima velocidad, los técnicos analizaron el efecto de las gotas de agua sobre distintas superficies, particularmente las porosas, como suelen ser calles y pisos en general, cuando se verifica el aroma. Las gotas de agua demostraron generar nubes del tipo de aerosol, cuando chocan con superficies porosas, los que son liberados cuando llueve suave o moderadamente. En realidad ocurre el fenómeno siempre, pero cuando la lluvia es intensa, o cuando hay viento de inmediato se dispersa.

El trabajo fue concretado en más de 600 muestreos, sobre 28 tipos de superficie, tanto naturales como de ingeniería, abarcando desde la orilla de ríos a suelos comerciales, según publica Nature Communications.

Analizando otros componentes microbianos y químicos

“La lluvia es un fenómeno muy común y era interesante para nosotros que nadie hubiera observado este mecanismo antes: hasta ahora, la gente no sabía que los aerosoles podrían generarse a partir de gotas de agua en el suelo”, explica Youngsoo Joung, que dirigió la investigación en el MIT. “Creemos que el descubrimiento puede ser una buena referencia para el trabajo futuro, en torno a los microbios y sustancias químicas existentes en el interior del suelo y otros materiales naturales, y cómo pueden pasar al medio ambiente, y eventualmente a los seres humanos”, añadió.

El trabajo detectó otros fenómenos físicos hasta ahora no conocidos como la reacción de las gotas al golpear en la superficie plana: la gota no estalla automáticamente, sino que también se aplana siguiendo la forma del obstáculo en su camino, y pequeñas gotas comienzan a elevarse en su superficie, hasta que la acumulación produce el estallido. Cuánto mayor la velocidad de la gota, y acorde a cómo sea la superficie, pueden generarse cientos de gotas pulverizadas en cuestión de microsegundos, lo que podría tener aplicaciones prácticas, como por ejemplo regular las velocidad de generación de un líquido en spray, cuando es emitido.

“Se pueden generar cientos de gotas de aerosol en un corto tiempo, por unos pocos microsegundos. Y se puede controlar la velocidad de generación de aerosoles con diferentes medios porosos y condiciones de impacto”, detalló el investigador como parte de sus conclusiones.

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