PARA LA HISTORIA

El primer aterrizaje en un cometa el mayor hito espacial en lo que va de este siglo

El arribo de la sonda espacial de la Agencia Europea, pauta para los científicos la apertura de posibilidades incalculables sobre cómo podrán operar de ahora en más los viajes espaciales, en tanto demuestra hasta donde son capaces de hacer funcionar sistemas a largas distancias y en extensos períodos de tiempo.

Científicos siguiendo la trayectoria de Rosetta/ Foto: AFP

Para el director de la Agencia Europea del Espacio, Jean Jacques Dordain, el aterrizaje es “un gran paso para la civilización humana”.
Con sus 98 kilos de peso, la caja casi cuadrada, que es en definitiva el Philae, tras separarse de la nave Rosetta que la condujo hasta ponerse en paralelo con el cometa, a unos 22 kilómetros de altura en relación a su destino, se dejó caer a una velocidad de 18 centímetros por segundo para darse contra el suelo, a casi un metro por segundo en tanto la velocidad iba aumentando al aproximarse.

Durante la bajada, de siete horas, comenzó a tomar fotos con una de las varias cámaras a bordo, la primera de las cuales mostraba uno de los paneles solares de Rosetta, de la cual se alejaba. Poco después ya enviaba imágenes desde la superficie, a la que llegó algo accidentadamente pero sin daños de relevancia en el instrumental según parece.

Operando desde Alemania lo que ocurre a 505 millones de kilómetros

Cuando Philae tocó el suelo del cometa y se estabilizó, todo el equipo en el Centro de Operaciones Espaciales de la ESA en Darmstadt, Alemania, estalló en aplausos y vítores. Las comunicaciones con la sonda se mantenían estables, y a través de Rosetta que opera de intermediaria, aún cuando el cometa está a 505,9 millones de kilómetros de la Tierra.

En el sitio de aterrizaje que se había previsto, las primeras señales de la sonda transmitían ya datos a los minutos de la llegada: una temperatura mayor a la que se esperaba, una superficie polvorienta aunque sólida y dura, casi nula actividad en el área.

Foto tomada desde Philae ya en la superficie del cometa 67P / Foto: ESA/Rosetta/Philae/CIVA

Ahora Philae se ocupa ya de medir el campo magnético del cometa e iniciará de inmediato pruebas del suelo, incluso a una profundidad de 30 centímetros, para descubrir sus componentes, así como si contiene rastros de agua, y eventualmente moléculas complejas de las que se consideran vinculadas a formas de vida. Si existiera alguna forma de aminoácidos, ello respaldaría aún más la concepción que la vida en la Tierra surgió a partir de la llegada desde el espacio más allá de la idea hasta ahora de que somos producto de nuestro mismo planeta.

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