“Oriónidas”: lluvia de estrellas fugaces del cometa Halley que se ven en todo el mundo

Irradiando desde la constelación de Orión, los meteoros tendrán su momento culminante el próximo martes 21 de octubre, cuando se espera la máxima concentración, ya que si bien la lluvia continuará, dos días después se produce la Luna llena, cuya luminosidad opacará casi totalmente la visión del fenómeno.

Las previsiones llevan hasta el 7 de noviembre aproximadamente la posibilidad de ver estrellas fugaces de las Oriónidas, aunque la cantidad para inicios del mes próximo ya se considera ínfima.

Un fenómeno inusual, con hasta 25 meteoros por hora

Si las lluvias de meteoros suelen durar por lo general horas y a lo sumo una o dos noches, en este caso los especialistas esperan que haya hasta tres noches consecutivas de fuerte actividad, con hasta 25 meteoros por hora, algo absolutamente inusual en este tipo de fenómenos.

La lluvia de las Oriónidas, está ligada a las partículas que deja el cometa Halley, uno de los más popularmente famosos, que pasó cercano a la Tierra en 1986, y que regresará dentro de 76 años exactos, si se cumple lo que viene ocurriendo desde tiempos antes de Cristo, cuando por vez primera se documentó el pasaje del cometa.

El cometa Halley ha tenido fuertes desprendimientos en su acercamiento a la Tierra en varias oportunidades, y en algunos de los cruces del planeta con las nubes de residuo espacial que dejó, se registran estos fenómenos. Algo similar ocurre a principios de mayo cuando se registra la lluvia de las Eta Acuáridas.

Los observadores interesados deben apuntar su vista directamente a la constelación de Orión (cuyo “cinturón” son las tres estrellas que conocemos como”Las tres Marías”) desde donde parecerán emerger los meteoros, que tendrá un muy rápido pasaje lumínico, en tanto entran a la atmósfera a unos 237.000 quilómetros por hora.

Para esta ocasión los astrónomos aguardan la eventual aparición de “bólidos”, estrellas fugaces que las Oriónidas suelen producir a partir de partículas de varios centímetros que ingresan a la atmósfera, lo que genera fenómenos de muy alta luminosidad que alcanzan a brillar hasta casi como la Luna en algunas ocasiones, dejando tras de si una estela incandescente que persiste hasta minutos flotando en el aire.