La World Wide Web cumple 25 años en un mundo impensable sin la Internet
Cuando el 12 de marzo de 1989, Tim Berners-Lee describió el protocolo de transferencias de hipertextos, su jefe le dijo que la propuesta era “emocionante, pero vaga”.
La idea de la Web tal cual la concebimos actualmente, no fue fruto de la inspiración instantánea: su creador trabajaba en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas, donde conocía la Internet, la red global diseñada en los 70´, que comenzó a funcionar oficialmente en los 80´, producto de proyectos militares. Pero Internet era en esos orígenes, una lengua común que permitía transferir datos y comprender unas computadoras a las otras, conexiones cableadas, elementos conectados unos a otros. La Web, resulta algo mucho menos tangible. Es la gigantesca telaraña conformada con los documentos, imágenes, sonidos, que están dispersos en el mundo, en un volumen a la fecha que supera los 1,5 zettabytes. Un zettabyte se representa con un 1 seguido de 21 ceros.
Berners-Lee: un cerebro gracias al cual, el mundo avanzó
Cuando Internet era solamente un soporte de correos y transferencia de archivos, Berners-Lee diseñó Enquire, una base de datos que procuraba sistematizar la información que se acumulaba casi sin ton ni son. Enquire, era efectivo –para la nada anterior- pero resultaba poco flexible, particularmente para introducir nueva información, en tanto debía seguirse un protocolo de cambios de cada ficha. Para 1989, junto a otros científicos lograron avanzar en un nuevo sistema que permitía acceder simplemente indicando una “dirección” en la red. Había nacido la Web, aunque casi naufraga.
Es que el director del departamento de Berners-Lee, consideró la idea “vaga”, lo que la habría condicionado, aunque también “emocionante”, por lo que decidió impusarla. El siguiente paso fue el primer servidor de la Web, el NeXT, diseñado por Steve Jobs.
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