EE.UU comienza a dar de baja al símbolo de una era: las cajas registradoras

Las decenas de millones de máquinas registradoras en todo Estados Unidos, van desde las más antiguas de bronce y mecánicas –cuyo uso está permitido por la legislación- hasta las más modernas que reflejan además de la cuenta, mínimos detalles de interés para clientes y comerciantes.

Aún así la tecnología apunta ahora a los teléfonos multiusos y las tabletas electrónicas como, los encargados de llevar la cuenta y facturar el importe, algo que harán los propios vendedores e incluso los mismos clientes. Las empresas están pensando paralelamente en dar de baja a miles y miles de cajeras, cuya labor dejará de tener razón de ser.

Los primeros experimentos han sido un éxito

Barneys New York, un comercio de artículos lujosos anunció que en meses más las compras con tarjeta de crédito se registrarán en iPads o iPods Touch, directamente. La cadena de ropa para adolescentes Urban Outfitters, por su parte, hará algo similar pero lo extenderá incluso al pago con efectivo: el cliente pasará por un lector la prenda, depositará el dinero en una ranura, recibirá su ticket y la máquina desactivará el sensor de la prenda que impide llevársela a casa sin pagarla.

También una de las cadenas más grandes de Estados Unidos –Wal Mart- está ensayando con una aplicación de Scan&Go: los clientes escanean a medida que pasan sus compras y pagan sin más complicación en la misma máquina.

Así la caja registradora, inventada después de la Guerra Civil norteamericana, por un cantinero, pasará a los museos más antes que después. “Los consumidores quieren que el minorista les lleve la registradora hasta donde están ellos”, afirman los creadores de programas de computación para los comerciantes. Los sindicatos braman mientras anticipan que las cajeras entrarán consecuentemente en las filas del desempleo.