Ciencia

Optimismo entre físicos en su búsqueda de la misteriosa materia negra

Los físicos son optimistas en poder rastrear la misteriosa materia negra invisible que conformaría el 23% del universo, cuya existencia deducen de la observación de las galaxias, lo que revolucionaría la física.

Foto: spacetelescope.org

«Estamos muy motivados porque pensamos que nos encontramos a las puertas de un descubrimiento mayor y que esta década será la de la materia negra«, dijo el domingo Michael Turner, director del Instituto de Física Kavi de la Universidad de Chicago, al margen de la conferencia anual de la American Association for the Advancement of Science (AAAS), reunida en Boston (Massachusetts, noreste de Estados Unidos).

«Esta misteriosa materia negra mantiene unidos a nuestra galaxia y al resto del universo y disponemos ahora de sólidos indicios de que está conformada por algo nuevo», destacó.

Según precisó, no se trata de partículas como los neutrones, los protones o los electrones, que conforman la materia visible, y que representa sólo el 5% del universo.

El modelo estándar de la física no incluye la gravedad, una de las principales fuerzas del cosmos, lo que muestra la necesidad de una teoría más amplia, y «los indicios de investigación más prometedores apuntan a la materia negra», subraya Michael Turner.

Esta materia furtiva estaría constituida por partículas exóticas de gran masa agrupadas bajo el nombre de WIMP (Weakly interacting massive particles) y que tienen una débil interacción con la materia visible.

Para rastrear estas partículas fantasma, los físicos cuentan con varias experiencias que las pueden detectar.

Una de ellas es llevada a cabo desde hace 18 meses por medio del espectrómetro magnético Alfa (AMS) a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), para captar los rayos gama que resultarían de la colisión de partículas de materia negra.

Los primeros resultados de esta experiencia serán publicados en dos o tres semanas, según anunció el domingo Samuel Ting, premio Nobel de Física y profesor en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), e iniciador de este proyecto de 2.000 millones de dólares.

La ayuda del Gran Colisionador de Hadron

Sin embargo, el científico se negó a revelar más detalles, limitándose a dejar entender que estos tan esperados resultados brindarán una idea más acabada de la naturaleza de la materia negra.

Otro instrumento de detección indirecta es el «South Pole Neutrino Observatory», que rastrea las partículas subatómicas (neutrinos), que según piensan los científicos son creadas cuando la materia negra pasa a través del sol e interactúa esencialmente con los protones.

Finalmente, los científicos cuentan también con el Gran Colisionador de Hadron (LHC) del CERN, en las cercanías de Ginebra, el mayor acelerador de partículas del mundo, que por su potencia podría permitir quebrar electrones, quarks o neutrinos para detectar a la materia negra.

Para ello se basan en la llamada teoría de la «supersimetría», según la cual las partículas de materia negra residirían en una suerte de mundo paralelo en el que serían el reflejo de partículas de la materia visible.

El LHC permitió el descubrimiento, el año pasado, del Bosón de Higgs, el elemento clave faltante del modelo estándar de la física.

«Las partículas de materia negra tienen una gran masa y ésta es una de las principales razones por las cuales fue construido el LHC, no sólo para hallar el Higgs», dijo el domingo Maria Spiropulu, profesora de física en el Instituto de Tecnología de California (Caltech), en Pasadena.

«La verdadera cuestión es saber por qué la materia negra dispone de seis veces más de energía que la materia ordinaria«, estimó por su lado Lisa Randal, docente de ciencias en la Universidad de Harvard (Massachusetts).

Además del 5% de materia visible y del 23% de materia invisible, el otro 72% del cosmos corresponde a la energía oscura, una fuerza misteriosa que explicaría la aceleración de la expansión del universo.

La idea de la materia negra nació hace 80 años, cuando el astrofísico suizo-estadounidense Fritz Zwicky descubrió que no había suficiente cantidad de estrellas o de masa en las galaxias observadas para que la fuerza de la gravedad pudiera mantenerlas juntas. AFP

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