Tecnología

Las impresoras 3D permiten ya fabricar absolutamente cualquier objeto en casa

Aunque la feria más importante de la tecnología mundial –el CES de Las Vegas- dio preferencia casi total a todo lo referido a las comunicaciones y la televisión, las nuevas impresoras 3D, destinadas ahora al público en general, son al entender de los expertos la revolución “en casa” más importante de la década.

Las impresoras 3D, fabrican casi cualquier objeto tridimensional a partir de plástico: si se necesita un juguete, el plástico puede ser casi cualquiera, ahora, si usted precisa una ametralladora, el plástico deberá ser un poco más resistente. Y no hay eufemismo alguno.

Es que la Cubex de 3D Systems, a partir de materiales ecológicos y de la resistencia deseada es capaz de fabricar piezas con gran exactitud a partir de un software tridimensional, con ilimitadas prestaciones, en tanto son capaces de fabricar pistolas y rifles.

El inicio de un nuevo modelo de producción

Tomás Diez Ladera, director de FabLab Barcelona, de la red mundial Fab Labs, (desarrolladores de la tecnología), dijo al diario Público.es que los aparatos apuntan a “ser el inicio de un nuevo modelo productivo”. Explica en tal sentido que los aparatos –que se asemejan a una fotocopiadora grande- “constan de tres motores y un cabezal que va depositando el material por capas, lo que permite crear objetos tridimensionales”. Originalmente fabricaban a partir de plástico pero ya lo hacen con madera y otros materiales más resistentes. Originalmente se usaban para crear prototipos o modelos de objetos, pero “cada vez más se usan para fabricar objetos finales, que se van a usar: una carcasa de control remoto, la pieza de una bicicleta, las patillas de una gafas de sol”.

Las primeras impresoras 3D –y algunas de las actuales- alcanzaban un costo cercano al millón de euros, pero el precio se ha estandarizado y hoy quien quiera las puede comprar por 400 euros, en piezas, y para armar.

Las perspectivas futuras asemejan lo increíble: estudian ahora a partir de tejidos vivos, copiarlos para construir prótesis exactas a las piezas que deben sustituir.

“El nuevo modelo productivo, sustituirá al existente, basado en importar todo de China, que ya es caduco”, sentencia el inventor que viene de construir el mástil de un buque varado en Barcelona. “La pieza estaba discontinuada, nos trajeron otro mástil, lo escaneamos, lo fabricamos y volvió a navegar”, se ufana.

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