LÁCTEOS

Los lácteos no son tan saludables, según un metaanálisis de más de 1.000 estudios científicos

A nivel mundial, la leche es sinónimo de salud osea y buena nutrición. Pero, ¿es realmente cierto esto? Un gigantesco estudio encontró que hay poco de cierto en esta percepción.

Foto: Pixabay
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la leche de vaca es cremosa, abundante y deliciosa, y décadas de publicidad la han vendido a los consumidores como un alimento que «hace bien al cuerpo».

Los productos lácteos son ricos en calcio y proteínas, y durante mucho tiempo se han promocionado como importantes coadyuvantes en el crecimiento de los niños y como un suplemento que mantiene los huesos de los adultos sanos y fuentes. Pero cabe preguntarse: ¿Se merecen realmente ese halo cuasi-celestial los lácteos?

Las pautas dietéticas, recomendadas por los ministerios y servicios de salud pública de decenas de países recomiendan que casi todos coman tres porciones de lácteos al día.

Sin embargo, en un nuevo metanálisis, que estudió cientos y cientos de estudios científicos sobre los lácteos, realizado por Walter Willett, profesor de nutrición y epidemiología en la Harvard TH Chan School of Public Health, y su coautor, David Ludwig, profesor de pediatría y nutrición en Harvard, dice que la ciencia detrás de esas recomendaciones dietéticas es escasa. De hecho, el estudio concluye que comer demasiados lácteos puede causar daño tanto a nuestros cuerpos como al planeta.

«Si vamos a recomendar algo, obviamente debería basarse en pruebas sólidas», dice Willett. Revisó los riesgos y beneficios de beber leche para la prestigiosa revista científica The New England Journal of Medicine.

«La base de las recomendaciones (del consumo de leche) es, creo, fundamentalmente defectuosa», dice.

Él no es el único que se siente así.

Elizabeth Jacobs, profesora de epidemiología, bioestadística y ciencias de la nutrición en el Colegio de Salud Pública Mel & Enid Zuckerman de la Universidad de Arizona en Tucson, está de acuerdo. Ella y sus colegas revisaron recientemente la ciencia detrás de las recomendaciones de productos lácteos y concluyeron que los EE.UU. deben seguir la tendencia basada en ciencia y, tal como hizo Canadá, dejar de recomendar como saludable el incluir los lácteos en la dieta. En vez de ver los derivados de leche como un grupo alimenticio aparte recomiendan colocarlos en la categoría de proteínas, lo que los convierte en una opción entre muchas que ayudarían a las personas a satisfacer sus necesidades de proteínas. Su artículo se publica en la revista Nutrition Reviews.

Foto: Pixabay
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Escasa evidencia

Los dos meta estudios científicos llegan en el momento en que se están revisando las pautas dietéticas de los EE.UU., las cuales son tomadas como referencia en muchos países del mundo. Un panel de expertos emitirá una nueva versión de las pautas a finales de este año, y por primera vez incluirá consejos para mujeres embarazadas y niños menores de 2 años.

«No estamos diciendo que la leche es peligrosa o dañina», asegura Jacobs. “No importa cómo lo mires, los estadounidenses se están alejando de la leche. Así que vamos a adaptarnos a este cambio y darles a las personas más oportunidades para satisfacer sus necesidades nutricionales».

Willett también señala que la producción lechera es perjudicial para el medio ambiente. Si bien eso podría no haber sido una gran consideración hace 20 años, el cambio climático hace que sea crítico considerarlo ahora. «Si va a tener un impacto ambiental adverso importante, es mejor que también analicemos seriamente nuestras recomendaciones y veamos qué vamos a hacer para mitigar eso», dice.

Las pautas dietéticas en muchos países se basan en la idea de que necesitamos lácteos para ayudar a cumplir los requerimientos diarios de calcio. Willett dice que esas recomendaciones provienen de estudios que fueron relativamente pequeños, incluidos solo 155 hombres y mujeres. Esos estudios, explica el científico, fueron llevados a cabo por un periodo de tiempo demasiado corto para tomarlos hoy en día como referencias: durante apenas unas 2 a 3 semanas se vigiló cuánto calcio comieron y bebieron los sujetos del estudio, y lo compararon con la cantidad que excretaban en las heces y la orina. La idea era averiguar cuánto calcio necesita el cuerpo para mantenerlo en equilibrio.

En adultos, que han terminado de crecer, el balance de calcio debe ser cero neto. Es decir, las personas deben excretar aproximadamente la misma cantidad que comen o beben. En los estadounidenses, que tienden a comer mucho calcio en comparación con las personas en otros países, los estudios concluyeron que 741 miligramos de calcio al día eran suficientes para el equilibrio. En otros países, como Perú, donde las dietas generalmente no son tan ricas en calcio y productos lácteos, la cantidad necesaria para el equilibrio fue mucho menor: alrededor de 200 miligramos. Willett dice que esto es consistente con la idea de que el cuerpo puede cambiar la cantidad de calcio que absorbe de los alimentos. Cuando las personas comen menos calcio, el cuerpo simplemente puede absorber más para satisfacer sus necesidades.

Algunos de los estudios incluidos en los metaanálisis también concluyen algo verdaderamente alarmante: los países donde las personas consumen más cantidad de productos lácteos tienen al mismo tiempo las más altas tasas de fracturas óseas. Esto no prueba en sí que comer más lácteos cause fracturas de cadera, por ejemplo, pero Willett cree que tiene sentido porque se sabe que comer lácteos en la infancia acelera el crecimiento y alarga los huesos. El riesgo parece ser mayor para los hombres que bebieron mucha leche en la infancia.

“Eso es probablemente debido a la mecánica básica. Si tienes huesos largos, son más fáciles de romper que los huesos cortos ”, dice la galena.

La industria, obviamente, en contra de los datos

En una declaración escrita, el Consejo Nacional de Productos Lácteos de los Estados Unidos, que representa a los productores de lácteos de todo el país, dijo que el estudio no incluía el «conjunto total de evidencia» sobre los productos lácteos y que siguen siendo «una parte importante de las dietas equilibradas».

Según Gregory Miller, médico y cabildero del Consejo, los lácteos «proporcionan una alimentación duradera y significativa para las personas, el planeta y las comunidades».

Además de la salud ósea, la leche se ha promocionado como una ayuda para perder peso. La evidencia científica no solo ha desmentido eso sin que ha encontrado que la leche -entera o descremada, indiferentemente- podría más propiciar el aumento del peso corporal.

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