CIERTA VENTAJA

La educación no previene el Alzheimer, pero puede ofrecer una ventaja cognitiva

Una nueva investigación sugiere que la inteligencia o la educación no suponen un factor de prevención de Alzheimer, pero sí protege la cognición.

La educación no previene el Alzheimer, pero puede ofrecer una ventaja cognitiva. Foto: Pixabay
La educación no previene el Alzheimer, pero puede ofrecer una ventaja cognitiva. Foto: Pixabay

Diversos estudios se han centrado en analizar la asociación que parece haber entre los niveles más altos de educación y las tasas más bajas de enfermedad de Alzheimer en los adultos mayores.

Una nueva investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins publicada en la revista Journal of Alzheimer’s Disease sugiere que la enfermedad neurodegenerativa es igual de prevalente en individuos más educados, pero observó que una mayor reserva cognitiva puede mitigar temporalmente el impacto de la patología del Alzheimer en los años de la tercera edad.

Los investigadores analizaron los datos de un estudio que siguió a miles de personas durante varias décadas, desde la mediana edad hasta la edad adulta.

El estudio se centró en 331 participantes que se sometieron a imágenes cerebrales para evaluar los niveles de beta amiloide en el cerebro, la principal característica patológica asociada con el inicio de la enfermedad de Alzheimer. A su vez los participantes fueron sometidos a pruebas cognitivas varias veces durante un período de 20 años para detectar cualquier disminución.

Como resultado observaron que el nivel educativo no tiene relación con la tasa de progresión patológica en la enfermedad de Alzheimer, es decir que independientemente del nivel de educación de una persona, ya sea inferior a la secundaria o hasta la universidad, la progresión del amiloide beta fue la misma. Sin embargo, las pruebas cognitivas revelaron una correlación clara entre los niveles de educación y la función intelectual, a pesar de las acumulaciones de beta amiloide en el cerebro.

Los autores de la investigación explicaron que las personas con educación terciaria se desempeñaron mejor en las pruebas cognitivas en años posteriores en comparación con los sujetos con niveles de educación más bajos, a pesar de que ambos grupos mostraron niveles similares de beta amiloide.

«Nuestro estudio fue diseñado para buscar tendencias, no para probar causa y efecto, pero la mayor implicación de nuestro estudio es que la exposición a la educación y un mejor rendimiento cognitivo cuando se es joven pueden ayudar a preservar la función cognitiva durante un tiempo, incluso si es poco probable que cambie el curso de la enfermedad», dijo Rebecca Gottesman, líder de estudio.

Tener en cuenta

«Nuestros datos sugieren que un nivel educativo más alto parece tener un rol como una forma de reserva cognitiva que ayuda a que a las personas les vaya mejor en el punto de partida, pero no afecta el nivel real de declive del individuo», agregó Gottesman.

En ese sentido los investigadores consideran que los resultados de su trabajo son importantes para tener en cuenta cuando se realizan tratamientos experimentales y evalúan la eficacia de nuevos fármacos potenciales, y consideran que las pruebas cognitivas pueden no ser una forma útil de evaluar objetivamente la eficacia de un nuevo tratamiento, ya que los individuos con niveles similares de patología de Alzheimer podrían demostrar diferentes puntuaciones cognitivas dependiendo de los niveles de educación.

«Esto hace que los estudios sean difíciles porque alguien que tiene una buena educación puede tener menos probabilidades de mostrar un beneficio de un tratamiento experimental porque ya lo está haciendo bien», explicó la líder del trabajo.

Gottesman sugiere que para superar este problema en estudios futuros, el rendimiento cognitivo debe ser evaluado en los individuos a lo largo del tiempo en lugar de medido en un solo punto.

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