EL CAMPO

Tasas globales de obesidad aumentan más rápido en zonas rurales

Un estudio encontró que las poblaciones del campo tienen tendencia a sufrir más obesidad que las de zonas urbanas.

Foto: Pixabay
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Un estudio realizado a lo largo de 33 años, que analizó las tendencias de aumento de tasas de obesidad en zonas urbanas versus zonas rurales, dejó en evidencia que las poblaciones que habitan en el campo tienen tasas de obesidad que aumentan más rápido que las citadinas.

Entre las razones citadas en el estudio, las personas que viven en las ciudades tienen mayores posibilidades económicas para alimentarse con productos más saludables, además de tener acceso a infraestructuras para hacer ejercicios y mantenerse activos.

El estudio de larga data se llevó a cabo en 22 países y territorios midiendo el índice de masa corporal (IMC), y encontró que las personas de todo el mundo se están volviendo más obesas, con aumentos de peso promedio de 5 a 6 kilos durante el periodo del estudio, y la mayor parte del aumento se debe al incremento del IMC en las zonas rurales.

«Los resultados de este masivo estudio global anulan las percepciones comunes de que más personas que viven en ciudades son la causa principal del aumento global de la obesidad», dijo Majid Ezzati, profesor del Imperial College de Londres, que fue uno de los líderes del trabajo.

Ezzati explicó que los hallazgos mostraron «que debemos repensar cómo abordamos este problema de salud global».

Tendencia mundial

El estudio, publicado en la revista Nature el miércoles, analizó los datos de talla y peso de alrededor de 112 millones de adultos en áreas urbanas y rurales de 200 países y territorios entre 1985 y 2017.

El IMC es una escala reconocida internacionalmente que indica si una persona tiene un peso saludable; se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por su altura en metros cuadrados, Un IMC de entre 19 y 25 se considera saludable.

El estudio encontró que entre 1985 y 2017, el IMC rural promedio aumentó en 2.1 en mujeres y hombres. En las ciudades, sin embargo, la ganancia fue de 1.3 y 1.6 en mujeres y hombres respectivamente.

En 1985, los hombres y mujeres de zonas urbanas, en más de las tres cuartas partes de los países estudiados, tenían un IMC más alto que sus contrapartes rurales. Pero 30 años después, la brecha de IMC entre los habitantes urbanos y rurales en muchos países se había reducido dramáticamente, o incluso se había invertido.

Esto podría deberse a algunas desventajas para las personas que viven en el campo, dijeron los investigadores, incluidos los bajos niveles de ingresos y educación, la disponibilidad limitada y los costos más altos de alimentos saludables y menos instalaciones deportivas disponibles.

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