Familia de antivacunas introduce el sarampión en Costa Rica

Se sospecha que un niño francés no vacunado reintrodujo sarampión en Costa Rica después de que el país centroamericano estuvo libre de la enfermedad durante cinco años.

No está claro por qué el menor de cinco años nunca había recibido la vacuna contra el sarampión, y la llegada de la enfermedad altamente contagiosa y potencialmente mortal en un país que no ha tenido sarampión desde 2014 encendió la alarma sobre los efectos negativos del movimiento de los antivacunas.

La reintroducción del sarampión en Costa Rica se produce un mes después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtiera que la falta de vacunación masiva que se está expandiendo a nivel mundial se encuentra entre las 10 principales amenazas de salud que enfrenta la humanidad en 2019.

En cuarentena

Como forma de evitar la propagación de la enfermedad entre potenciales personas que no estén vacunadas, la familia de turistas franceses fue puesta en cuarentena en absoluto aislamiento y deberán permanecer en un hospital siendo observados 24 horas.

Desde su arribo, el 18 de febrero, las autoridades sanitarias y de migraciones buscan a las casi 300 personas con las que compartieron el vuelo desde Europa hasta Costa Rica.

De los cuatro integrantes de la familia, el niño y su madre son los únicos que no habían sido vacunados, de acuerdo a informaciones del Ministerio de Salud costarricense. En contacto con sus pares en Francia, las autoridades costarricenses encontraron que otros niños que asisten con el menor en Francia también contrajeron sarampión.

Asimismo se están realizando análisis a otras personas que pudieron haber tenido contacto con la familia, como empleados del aeropuerto en Costa Rica y el personal del hotel donde se habían hospedado, para determinar si existen otras personas contagiadas.

El movimiento mundial de antivacunas asegura que existe un turbio negocio multimillonario de la industria farmacéutica y que las vacunas que fabrican potencian las enfermedades que deben curar, presionando a los Estados a comprarlas y aplicarlas a la población en forma obligatoria.