TRATAMIENTO EN CUESTIÓN

Médicos encuentran problema en uso de ketamina para tratar depresión

Mientras que la ketamina supuestamente ha estado haciendo maravillas como un antidepresivo, investigadores han descubierto algo sobre la forma en que podría estar funcionando en el cerebro de los pacientes.

Foto con fines meramente ilustrativos: Pixabay
Foto con fines meramente ilustrativos: Pixabay

Una nueva investigación ha vinculado los efectos de la droga al sistema opioide del cerebro, lo que significa que potencialmente actúa como un opioide, parecido a la morfina u oxicodona, pero en una forma distinta.

El último estudio confirma la efectividad de la ketamina en el tratamiento de la depresión, pero los investigadores dicen que el uso del fármaco como antidepresivo podría tener que ser limitado, porque los factores desencadenantes biológicos que causa podrían traer problemas más adelante.

Salta especialmente una alarma en particular: la adicción a los opiáceos, una dependencia de los analgésicos que ya ha alcanzado niveles de crisis en los Estados Unidos. Antes se pensaba que la ketamina actuaba únicamente sobre el glutamato que se produce en el cerebro, pero este nuevo estudio cuenta una historia diferente.

«Antes de hacer el estudio, no estaba seguro de que la ketamina realmente funcionara para tratar la depresión», dice uno de los investigadores, Alan Schatzberg, especialista de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford en California.

«Ahora sé que la droga funciona, pero no funciona como todos creían, sino que tiene otros efectos», agregó.

Falta evidencia

La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) no ha aprobado la ketamina para el tratamiento de la depresión, pero algunos médicos la han prescrito como una solución rápida a corto plazo, aunque no se hayan entendido por completo sus efectos sobre el cerebro. Hasta ahora.

En un experimento a pequeña escala, 12 voluntarios que previamente habían luchado para encontrar tratamientos efectivos para su depresión recibieron dos veces una dosis de ketamina, con un intervalo de dos semanas: la primera vez recibieron el bloqueador opioide naltrexona, y la segunda un placebo.

Los resultados mostraron que los síntomas de depresión mejoraron enormemente en la prueba de placebo, pero no en la prueba de naltrexona. Eso sugiere que la ketamina está trabajando en los receptores opioides del cerebro.

«Sería muy malo tratar la depresión y las epidemias de suicidios mediante el uso excesivo de la ketamina, que podría aumentar involuntariamente la dependencia de los opiáceos», dice el neurocientífico Mark George de la Universidad Médica de Carolina del Sur, que escribió un editorial sobre la nueva investigación.

Los investigadores sugieren que la ketamina todavía podría ser útil como antidepresivo, es notablemente eficaz, después de todo, pero que debe usarse con cuidado.

La investigación ha sido publicada en el American Journal of Psychiatry .

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