¿Cada cuánto hay que lavar las sábanas? Esto dice la ciencia

Teniendo en cuenta que pasamos una tercera parte de nuestras vidas tirados en la cama, es importante saber cuán limpia debe estar. Esto de lo que dice la ciencia sobre la limpieza de nuestras sábanas, almohadas, acolchados y demás.

Foto: Pixabay
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Pasamos más de un tercio de nuestras vidas acostados en nuestras camas, pero estos lugares pueden florecer rápidamente y convertirse en un «parque botánico» de bacterias y hongos, según el microbiólogo Philip Tierno, profesor de la Universidad de Nueva York.

Si se deja durante demasiado tiempo, la vida microscópica dentro de los pliegues de nuestras sábanas puede incluso enfermarnos, le dijo Tierno al portal Business Insider.

Para detener la marea invisible de microorganismos potencialmente peligrosas, las sábanas deben lavarse una vez a la semana, dijo Tierno.

Los autores de un estudio, publicado el 30 de noviembre del año pasado en el Journal of Allergy and Clinical Immunolog,  también hacen hincapié en la recomendación. Después de censar miles de hogares estadounidenses, los investigadores encontraron que más del 90% de ellos tenían al menos tres alérgenos detectables.

Cama limpia, cuerpo sano

Cuando estos agentes alérgenos se esconden en lugares donde uno acurruca cada noche la nariz junto a ellos, pueden desencadenar en alergias nasales con estornudos independientemente de si usted tiene una alergia conocida o no.

«Incluso si usted no tiene alergias per se, puede tener una respuesta alérgica», dijo Tierno.

Otra razón por la cual muchos de estos microbios pueden acechar en nuestras camas es que los mantenemos calientes y húmedos simplemente porque dormimos encima de ellos. Los humanos naturalmente depositamos unos 26 galones de sudor en nuestras sábanas cada año. Cuando el entorno es el propicio, esta humedad se convierte en lo que los científicos llaman un «medio de cultivo fúngico ideal»; solamente en nuestras almohadas se pueden detectar hasta 16 especies de hongos distintos, todos alergénicos a humanos.

Además de los hongos y las bacterias que provienen de fuentes humanas (como el sudor, el esputo y las excreciones anales), las camas también contienen microbios extraños como caspa de animales, polen, suciedad, pelusas, restos de ácaros y heces. También pueden contener restos de los agentes químicos de acabados utilizados en la producción industrial de sábanas.

 

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