PELIGROSAS LUCES EN EL CIELO

¿Los fuegos artificiales son malos para el medio ambiente y la salud?

Los fuegos artificiales pueden arrojar toxinas al ambiente, y los científicos apenas están empezando a descubrir lo que eso significa para la salud humana.

Foto: Pixabay
Foto: Pixabay

Todos aman los fuegos artificiales en cualquier celebración importante, especialmente en fin de año. Nos encanta llenar de luces el cielo con nuestros petardos, bengalas o cualquier fuego de artificio que podamos comprar para festejar. Sin embargo poco sabemos sobre las implicaciones de este tipo de productos al medio ambiente o a la salud humana.

Los fuegos artificiales obtienen su extravagancia de una variedad de productos químicos, muchos de los cuales son tóxicos para los humanos. 

Desde la pólvora que los vuelve explosivos hasta los compuestos metálicos que tiñen sus explosiones, los fuegos artificiales a menudo contienen sustancias cancerígenas o que interrumpen las hormonas que pueden filtrarse al suelo y al agua, sin mencionar el humo que despiden y los desechos plásticos que dispersan después de la explosión.

¿Qué tanto sabemos?

Todavía no está del todo claro cómo los fuegos artificiales afectan la salud ambiental o humana. Si bien no se han relacionado con ninguna enfermedad en particular, diversos estudios se están llevando a cabo alrededor del mundo para determinar cuál es el impacto de estos cócteles químicos en las personas y el ambiente.

Lo que sí se sabe es que los fuegos artificiales disparan una mezcla tóxica que llueve silenciosamente en lagos, ríos y bahías de todo el mundo. Muchos de los productos químicos en los fuegos artificiales también son persistentes en el medio ambiente, lo que significa que se asientan en algunos lugares en vez de descomponerse. Por ejemplo, las emisiones de carbón terminan en los peces , y el dicloro difenil tricloroetano (DDT) redujo el grosor de las cáscaras de los huevos de águila calva en los años 70.

Hay poca evidencia de que los fuegos artificiales tengan efectos similares, pero la posibilidad ha sido suficiente para generar preocupación en muchas instancias y pronto sabremos si tienen o no un verdadero impacto.

Para que los fuegos artificiales y otros elementos pirotécnicos exploten, se necesita un componente explosivo, generalmente una mezcla de carbón y combustible de azufre. También requiere de un ingrediente que pueda inyectar oxígeno para acelerar la explosión, que usualmente ha sido el nitrato de potasio. Estas tres sustancias químicas se mezclan en una sustancia hollín conocida como pólvora.

Sin embargo, las mezclas originales de pólvora negra pueden ser demasiado inestables y sucias para algunos usos, por lo que el nitrato de potasio a menudo se reemplaza por percloratos, una familia de productos químicos que poseen un átomo central de cloro unido por cuatro átomos de oxígeno. Dos tipos en particular, el perclorato de potasio y el perclorato de amonio, se han convertido en los principales oxidantes de la industria pirotécnica.

Los percloratos, en dosis demasiado altas, pueden limitar la capacidad de la glándula tiroidea humana de extraer el yodo del torrente sanguíneo, lo que puede provocar hipotiroidismo. Un estudio demostró que ingerir 35 miligramos durante 14 días o 3 miligramos durante seis meses no causaban problemas en la tiroideas, pero otra investigación realizada en un lago de Oklahoma, EE.UU., detectó que después de un espectáculo de fuegos artificiales sobre el agua los niveles de percloratos aumentaron hasta en 1.000 veces durante las 14 horas posteriores al show.

Si bien la concentración máxima detectada fue de 44.2 microgramos, menos de 1 miligramo por litro, el estudio fue la evidencia más concreta hasta el momento de que los fuegos artificiales liberan percloratos en las vías fluviales.

Otro estudio del Departamento de Protección Ambiental de Massachusetts encontró niveles de perclorato de hasta 62 microgramos por litro en ocho pozos de monitoreo de aguas subterráneas en el campus de Dartmouth, cerca de donde regularmente se disparan fuegos artificiales.

En diversos productos de pólvora también se encuentran elementos que dan colores a las explosiones:

Estroncio (color rojo): puede ser peligroso para la salud en dosis altas.

Aluminio (color blanco): Las personas y los animales expuestos a grandes cantidades de aluminio no han tenido buenos resultados en las pruebas mentales y físicas, y algunos estudios sugieren que la exposición al aluminio puede conducir a la enfermedad de Alzheimer, aunque esa conexión aún no se ha demostrado.

Cobre (color azul): este químico inicia la formación de dioxinas (sustancias químicas sintéticas nocivas) al quemarse con los percloratos. El efecto más conocido sobre la exposición a la dioxina es el cloracné, una enfermedad grave de la piel con lesiones parecidas al acné, principalmente en la cara y la parte superior del cuerpo. Sin embargo, la dioxina no se detiene allí: la Organización Mundial de la Salud lo ha identificado como un carcinógeno humano, y también se ha demostrado que interrumpe la producción de hormonas y el metabolismo de la glucosa.

También se pueden encontrar cantidades significativas de rubidio, bario y cadmio, entre muchos otros.

 

 

 

 

 

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje