Problemas frecuentes

Dolor crónico que registran los adultos mayores

A las personas que superan los 65 años de edad se las define como adultos mayores y consiste en la franja etaria de mayor crecimiento y también la que concomitantemente desarrolla enfermedades crónicas denominadas comorbilidad -en ésta se incluyen afecciones que pueden generar incapacidad ante el dolor, tales como las enfermedades osteoarticulares y la neoplasias-.

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En primer lugar, se debe tener presente que el envejecimiento y el dolor no son compañeros inseparables. Por otra parte, el manejo del dolor es multifactorial y en éste confluyen la interacción de los profesionales de la salud, la población y la asistencia sanitaria.

El dolor crónico se presenta como una de las causas de limitación funcional y, por ende, en un determinante de la calidad de vida. El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable, y es subjetivo. Se entiende que es crónico cuando persiste por un lapso mayor de tres meses.

Epidemiología

Tiene una alta prevalencia y gran impacto individual, familiar, laboral, social, económico y sanitario. La presencia de dolor aumenta con la edad llegando al 43 % de los adultos mayores: del 25 al 50 % se da en los que viven en comunidad y del 45 al 80 % se registra en los pacientes institucionalizados. Además, las mujeres suelen verse más afectadas que los hombres y los adultos mayores lo padecen con más frecuencia en los miembros inferiores.

Valoración clínica

Ante la sintomatología dolorosa hay que plantearse si se trata de un dolor crónico y luego se deben investigar las características del dolor mediante datos específicos -los cuales incluyen el tipo, la intensidad y la localización, entre otros-. En cuanto a la intensidad, se cuenta con escalas cualitativas y cuantitativas que son útiles para definir el tratamiento.

Además, en este grupo etario se tiene que hacer una valoración del impacto funcional que determina el dolor, ya que su salud se mide en términos de función; asimismo, sirve para la toma de decisiones terapéuticas.

El dolor cuenta con otras peculiaridades en el adulto mayor, especialmente a nivel psicológico. En este contexto, cabe añadir la disminución de la capacidad biológica que registran los ancianos en materia de fragilidad y resiliencia. También, en ciertas ocasiones, el dolor es útil para conseguir mayor interés hacia la persona afectada, por lo que ese comportamiento podría continuar aunque se reduzca o desaparezca la patología que le aqueja. Por lo tanto, adquiere un papel fundamental el componente social del dolor, ya que la soledad o el aislamiento son factores perpetuadores de la sintomatología dolorosa.

En el caso de la persona con deterioro cognitivo, será fundamental que la complementación de los datos se realice con la ayuda de un informante válido -ya sea familiar o no-.

Por todo lo mencionado anteriormente es que resulta esencial la correcta valoración y en este grupo etario, en particular, es necesaria la aplicación de una herramienta específica: la valoración geriátrica integral.

En una próxima entrega se informará sobre los tratamientos que existen y se encuentran disponibles para los adultos mayores.

Dr. Oscar López
Médico de SUAT

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