FALTA DE ALTERNATIVAS

40% de internos del Vilardebó podría salir pero no tiene alternativas externas

El hospital cumplió 137 años de fundado, y el director de ASSE explicó que la mayoría de sus pacientes son personas que hoy podrían reintegrarse a la sociedad pero no tienen alternativas externas para salir.

Fachada del Hospital Vilardebó. Foto: Héctor Tierno / Google Maps
Fachada del Hospital Vilardebó. Foto: Héctor Tierno / Google Maps

Durante la celebración del 137° aniversario del fundación del Hospital Vilardebó, el único centro psiquiátrico del país con atención a pacientes agudos, las autoridades de ASSE dieron una recorrida abierta a la prensa, mientras explicaron los logros y desafíos que enfrenta esta institución.

De acuerdo a explicaciones de Horacio Porciúncula, director de salud mental de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), cerca del 40% de los pacientes podrían recibir el alta y «estar viviendo en comunidad», pero tienen dificultares para relacionarse socialmente.

De hecho uno de los desafíos consiste en enfrentar este asunto con la implementación de un cambio de modelo, para que el centro médico psiquiátrico pase de ser un lugar de internación permamente a uno que atienda situaciones de crisis, según explicó Porciúncula.

Volver a vivir

Se apostará por la reinserción social de pacientes por medio de las casas de medio camino. Este modelo consiste en la creación de casas donde los pacientes pasan luego de su alta médica, para aprender a convivir de nuevo en comunidad, sin estar internados en un hospital psiquiátrico pero sin perder la atención médica necesaria para tener la mejor recuperación posible.

Actualmente hay 10 viviendas de este tipo en el país, que suman a 290 personas viviendo en comunidad. 

El Parlamento tiene en discusión nuevo proyecto de ley de salud mental que, entre otras cosas, prohibirá la creación de nuevos establecimientos similares al Vilardebó y que se envíen pacientes a colonias psiquiátricas. «Estamos trabajando en un proceso que va lento, que necesitamos del apoyo del Parlamento para que la ley se termine de aprobar, también de una mirada de una sociedad que acepte a esta población», dijo el directivo.

En la actualidad, el 20% de los ingresados son personas con trastorno de personalidad y abuso de consumo de sustancias, y entre el 10 y el 40% son personas con depresión o manía. 

30% de entre los 1500 y 1700 pacientes ingresados por año padecen trastornos mentales severos y persistentes, como psicosis o esquizofrenia desenfrenada.

El último recurso

Según dijo Porciúncula, entre semana se realizan unas 10 a 15 sesiones de electroshock en el hospital, el único centro médico en aplicar esta polémica terapia.

Según el jerarca, esta terapia se receta como último recurso para pacientes con patologías graves con ideas persistentes o intentos concretos de suicidio, o que podrían poner en riesgo la vida de otros.

Los electroshocks se aplican solamente con previo consentimiento del paciente y la familia, y se aplica durante 20 segundos con anestesia previa. La frecuencia va desde mensual hasta cada dos días. Porciúncula defendió la controversial terapia, asegurando que «ha resultado ser el único tratamiento terapéutico que le ha permitido tener una vida en comunidad» y que, en el caso de por ejemplo una mujer embarazada, resulta ser «más inocuo que los fármacos».

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