LA CIENCIA DEL AMOR

El amor provoca ‘taquicardia afectiva’ y es una herramienta anti estrés

Científicos de la Universidad de Granada (UGR) se centraron en estudiar los mecanismos fisiológicos que el amor provoca en las personas, y encontraron que este sentimiento provoca 'taquicardia afectiva', sudoración y es protector del estrés.

El amor provoca 'taquicardia afectiva' y es una herramienta anti estrés . Foto: Pixabay
El amor provoca ‘taquicardia afectiva’ y es una herramienta anti estrés . Foto: Pixabay

Justo cuando gran parte del mundo celebra el Día de los Enamorados, conocido como el «Día de San Valentin», científicos de la UGR dieron a conocer los resultados de un trabajo en el que estudiaron las reacciones fisiológicas que el amor provoca en las personas.

Los investigadores pertenecientes al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC) realizaron una medición de los efectos que el amor produce en las personas tanto a nivel central (cerebral) como periférico (cardíaco, muscular y de sudoración), reporta Muy Interesante.

Como resultado encontraron que cuando nos enamoramos y contemplamos una fotografía de la cara de la persona amada (también en el caso de otros familiares queridos, como el padre o la madre), se produce lo que los científicos de la UGR han llamado ‘taquicardia afectiva’, que consiste en que nuestro corazón sufre una deceleración inicial (disminuye la frecuencia cardíaca durante unos segundos) para a continuación acelerarse rápidamente.

El contemplar el rostro de la persona amada también provoca que aumente nuestra sudoración, y hace que se active el músculo cigomático facial, responsable de la sonrisa.

Los investigadores también encontraron que el amor actúa como un protector del estrés, ya que cuando los participantes estaban contemplando la foto de una persona querida al darles un susto mediante un fuerte ruido inducido a través de los auriculares la respuesta de sobresalto que se producía era mucho menor que cuando esto ocurría sin visionar la foto.

Experimento a través de fotos

Para el experimento los investigadores trabajaron con una muestra compuesta por estudiantes de la Facultad de Psicología de la UGR, hombres y mujeres de entre 20 y 29 años. A todos los participantes se les pidió que realizaran una fotografía, con unas características concretas de tamaño y en blanco y negro, a su padre o madre y a su pareja (solo en caso de llevar como mínimo seis meses de relación).

Una de las condiciones era que las fotos debían ser faciales y tenían que ser neutras, es decir, no debían mostrar ninguna expresión emocional de alegría o tristeza que pudiera interferir en la reacción de los participantes, así lo explicaron los investigadores encargados del estudio, Jaime Vila Castellar y Pedro Guerra Muñoz, que se dedican a analizar los patrones fisiológicos que las emociones positivas producen en nosotros.

Para el estudio en sí los investigadores colocaron sensores en el rostro, la cabeza y las manos de los participantes para monitorizar su actividad fisiológica central y periférica, y les mostraron fotografías de cinco caras diferentes de manera aleatoria y durante cuatro segundos. De las cinco imágenes dos pertenecían a personas queridas, dos eran de desconocidos y una era de un bebé que se utilizó como grupo de control.

Vila Castellar explicó que «conocer cómo el cuerpo y nuestro cerebro reaccionan ante estas imágenes nos permite conocer los mecanismos que activan las emociones positivas y poder averiguar o explicar por qué estas emociones a largo plazo son positivas para la salud».

Foto: Dicyt/Universidad de Granada
Foto: Dicyt/Universidad de Granada

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