Consejos médicos

Prevenir infecciones urinarias en el adulto mayor

La infección del tránsito urinario (ITU) es una de las más frecuentes en este grupo etario, y la más habitual de bacteriemia -es decir, bacterias en la sangre-. En varios casos es considerada esta infección ante la presencia de bacterias en la orina junto a la ausencia de síntomas -lo que se define como bacteriuria asintomática-: la prevalencia es alta al consistir en el 30 % de las mujeres mayores de 65 años, y en el 10 % en los hombres. Esas cifras aumentan hasta alcanzar el 50 % y del 20 al 40 %, respectivamente, entre los ancianos institucionalizados.

infeccion urinaria

Con el fin de entender los factores de riesgo, se debe tener en cuenta que algunos corresponden a los propios cambios del envejecimiento que se registran en el aparato urinario (Ver tabla 1), pero también existen otros que incrementan la predisposición de sufrir este tipo de afecciones (Ver Tabla 2).

Tabla 1. Cambios anatómicos y fisiológicos asociados al envejecimiento:

Infección urinaria
Factor predisponente

  • Cambios en las propiedades de la orina
    Colonización de orina por bacterias
  • Cambios relacionados con el envejecimiento
    Incremento del pH urinario
    Aumento del residuo postmiccional
    Disminución del flujo de orina
    Aumento del pH vaginal

Tabla 2. Factores de riesgo de ITU en el anciano

  • Bajo índice de masa corporal

    Cirugía del tracto urinario
    Incontinencia urinaria y/o fecal
    Hipoestrogenismo
    Hipertrofia prostática
    Sondas vesicales permanentes
    Antecedentes de ITU el año previo
    Cistocele y rectocele
    Vejiga neurógena
    Prostatitis crónica
    Dependencia funcional
    Deterioro cognitivo

La causa más común de ITU en los adultos mayores es la Escherichia coli, seguido por Proteus mirabillis; si la persona es portadora de sonda vesical, entonces será probable que cultive varios gérmenes o que desarrolle floras polimicrobianas.

Características clínicas

Estas afecciones se dividen en altas y bajas con características clínicas clásicas. En las bajas se presentan únicamente síntomas de irritación vesicouretral: disuria, polaquiuria, dolor suprapúbico, urgencia miccional y tenesmo vesical. En tanto, en el caso de las altas se le asocian síntomas sistémicos al cuadro anterior, tales como anorexia, cefalea, náuseas y también puede registrarse fiebre aunque no siempre está presente en los ancianos.

Asimismo, hay que tener presente que a veces ocurre sin los síntomas clásicos y en ciertas oportunidades se manifiestan como si se tratara de síndrome geriátrico, lo que implicará caídas, estado confusional agudo, incontinencia urinaria aguda o crónica agudizada -a esto se le conoce como presentación atípica de la enfermedad en el adulto mayor-. Como resultado, tanto la presentación atípica como la ausencia de fiebre retrasarán el diagnóstico y el tratamiento. A esta realidad se debe sumar que en los ancianos se puede dar la aparición de complicaciones y sepsis con mayor asiduidad que en el resto de los grupos etarios.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de infecciones urinarias en ancianos se concreta mediante la realización de un urocultivo -el cual deberá cultivar más de 100 mil microrganismos por mililitro-, y a través de este procedimiento se podrá diferenciar si se trata de una bacteriuria asintomática o de una ITU sintomática. Se está ante un cuadro complicado cuando son individuos con alteración funcional o estructural del sistema urinario: cálculos renales, sonda vesical, hipertrofia prostática, obstrucción de la vía excretora urinaria, cáncer del aparato urinario, vejiga neurógena y enfermedades sistémicas que interfieran en los mecanismos de defensa del organismo.

Con respecto al tratamiento, tomando en consideración las causas ya planteadas, es recomendable emplear antibióticos inmediatamente después del urocultivo y que cubran los microorganismos ya mencionados; posteriormente, se deberá adaptar el plan antibiótico en función del resultado del urocultivo.

Prevención

Existe una serie de medidas que se puede llevar a cabo con el fin de impedir esta enfermedad: aplicar una correcta higiene de la zona perineal, evitar la constipación, y usar antibióticos en forma preventiva por un plazo de seis meses a un año -este último punto se encuentra dirigido a las personas que sufren ITU recurrente-.

La lista de acciones también incluye la aplicación de crema con estrógeno en la medida en que se restablezca la flora habitual y disminuya la colonización vaginal por enterobacterias. Asimismo, se puede incluir la ingesta de extracto de arándanos porque está demostrada su eficacia en la reducción de la recurrencia de esta enfermedad en la población anciana.

No dudes en consultar con un médico al presentar inquietudes. SUAT te invita a mantenerte informado, además de implementar un estilo de vida saludable.

Dr. Oscar López
Médico de SUAT

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