TERCERA EDAD

La paradoja de la edad: ¿nos volvemos más felices cuando nos hacemos viejos?

Créelo o no, volverse adulto mayor tiene sus ventajas. Aunque físicamente el cuerpo se desgasta con los años y las habilidades cognitivas pueden fallar, hay capacidades que mejoran.

Entre más viejos somos, más felices nos sentimos, afirma este estudio. Foto: Pixabay.
Entre más viejos somos, más felices nos sentimos, afirma este estudio. Foto: Pixabay.

A pesar de los altibajos normales de estar en la tercera edad, recientes estudios sugieren que la salud mental general, incluyendo el humor, la sensación de bienestar y la habilidad de manejar el estrés mejoran con los años.

Una reciente encuesta en más de 1.500 personas en San Diego, California, con edades entre 21 y 99 años, demostró que aquellos en sus veintes estaban más propensos a estar estresados y deprimidos, mientras que quienes ya superan las nueve décadas se consideraban más contentos.

Los investigadores encontraron una relación clara entre la edad y la salud mental: entre más ancianos nos volvemos, más tendientes a ser felices somos.

Menos deprimidos y ansiosos

Según Dilip Jeste, director del Centro de Envejecimiento Saludable de la Universidad de California en San Diego, «la gente de edades más avanzadas se consideraron más felices, más satisfechos, menos ansiosos y también lejos de la depresión, en contraposición a los más jóvenes».

Los resultados de este estudio fueron publicados en la revista científica Journal of Clinical Psychology.

Expertos en psicología del envejecimiento afirman que estos nuevos hallazgos agregan información relevante que sugieren nuevos beneficios de envejecer. 

Durante el estudio, escaneos cerebrales de los sujetos demostraron que, al enseñarse imágenes estresantes, los jóvenes reaccionaban más de forma negativa que los ancianos, mientras que al mostrar imágenes de bebés sonriendo, todos los grupos etarios mostraron actividad en la zona del cerebro relacionada a la felicidad.

«En la literatura, esto se llama paradoja del envejecimiento», dijo Laura Carstensen, directora del Centro para la Longevidad de Stanford, California. «¿Cómo es posible que, ante tantas pérdidas (físicas y mentales) al envejecer, también veamos mejoras en el bienestar emocional?», agregó la científica, que no estuvo involucrada en la investigación.

Los autores del estudio también sugiere que la mejora en la salud emocional en la ancianidad puede interpretarse como la «sabiduría» que se adquiere a como vamos viendo los años.

Jeste define la sabiduría como un compuesto de características de personalidad que incluyen la empatía, compasión, auto conocimiento, apertura a nuevas ideas, decisividad, regulación de las emociones y balance entre el altruismo y el bienestar propio.

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