NO SOBREEXIGIR

Los padres demasiado exigentes pueden afectar la salud de sus hijos

Una nueva investigación señala que los padres demasiado exigentes pueden efectuar la salud de sus hijos y volverlos altamente autocríticos, ansiosos o depresivos.

Los padres demasiado exigentes pueden afectar la salud de sus hijos . Foto: Shutterstock
Los padres demasiado exigentes pueden afectar la salud de sus hijos . Foto: Shutterstock

Presionar demasiado a los hijos con la «cultura del esfuerzo» puede hacernos caer en el error de exigirles demasiado. Eso es lo que expresa un nuevo estudio publicado en la revista Journal of Personality que muestra que la presión de los deberes y el miedo a no cumplir con las expectativas paternas vuelve a los hijos demasiados autocríticos.

Los psicólogos afirman que los niños con padres exigentes de más muestran problemas de ansiedad y síntomas de depresión.

La investigación fue realizada en Singapur durante un período de cinco años con el seguimiento de 237 niños de 7 años.

Los resultados mostraron que aquellos niños cuyos padres actuaban de forma invasiva, tenían unas expectativas altas del rendimiento académico o reaccionaban de forma exagerada cuando el niño cometía un error, tenían un riesgo más alto de ser excesivamente autocríticos.

Ryan Hong, líder de la investigación de la Universidad Nacional de Singapur, expresó qeu “cuando los padres son demasiado exigentes pueden transmitir a sus hijos que ‘nunca es suficiente’. El niño puede entonces vivir en un estado de miedo o ansiedad por no cometer la más ligera falta y reprocharse el no ser perfecto”. Y agregó que “Con el tiempo, esta conducta, conocida como ‘perfeccionismo maladaptado’ o cara errónea del perfeccionismo, puede ser perjudicial para el niño al incrementar el riesgo de depresión, ansiedad e incluso suicidio”.

La invasión de los padres

Para el trabajo el nivel de intromisión de los padres se evaluó mediante una tarea en que el niño, tenía que resolver algunos rompecabezas dentro de un límite de tiempo, y podía contar con la ayuda de los padres cuando éstos lo considerarán necesario. El objetivo era observar si los padres interferían con los intentos de sus hijos para resolver el problema, independientemente de las necesidades reales del niño y se consideró que un padre era muy invasivo cuando interfería demasiado con la resolución de problemas del niño o tomaba el control del rompecabezas.

Durante los cinco años que duró la investigación se realizaron evaluaciones de seguimiento con pruebas similares a los mismos niños y padres, y los investigadores registraron las señales de perfeccionismo inadaptado y de conductas de autocrítica de cada niño.

Hong aseguró que los hallazgos del trabajo de su equipo «indican que en una sociedad que enfatiza la excelencia académica, que es la situación en Singapur, los padres podrían crear unas expectativas demasiado altas para sus hijos».

Y señaló que los padres deben tener cuidado de no presionar demasiado a sus hijos para que obtengan buenas calificaciones ya que «Los niños deben recibir un ambiente propicio para el aprendizaje, y una parte del aprendizaje siempre conlleva cometer errores y aprender de los mismos. Cuando los padres se vuelven invasivos, podrían eliminar ese ambiente propicio para el aprendizaje».

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