Salud General

12 de mayo, día internacional de la Fibromialgia

Conocida desde el siglo XIX bajo el nombre de reumatismo muscular . En 1905, Gowers la denominó como fibrositis y en 1978, Smythe y Moldofsky, publicaron el primer artículo de investigación que asociaba el trastorno del sueño y la sensibilización con el dolor del sistema nervioso.

El término fibromialgia ( FM ) se comenzó a usar desde 1990 a instancias del Colegio Americano de Reumatología; éste y la Liga Europea contra el Reumatismo (EULAR, por sus siglas en inglés) estudiaron los hechos que definen y acompañan a la sintomatología dolorosa y en el año 2011 presentaron pautas diagnósticas de utilidad práctica.

La FM afecta entre el 2 y 4 % de la población, principalmente a mujeres. Se trata de un trastorno funcional del dolor caracterizado por la presencia de: dolor difuso crónico, dolor a la palpación en determinadas topografías bien definidas llamadas tender points y un cuadro clínico asociado con trastornos del sueño, cefaleas, cansancio invalidante, ansiedad, depresión, colon irritable y otros síntomas menos frecuentes. Es necesario tener conocimiento sobre los aspectos neurobiológicos de la fibromialgia para así entender su génesis y la razón por la cual se utilizan determinados fármacos en el tratamiento. La causa de la enfermedad es desconocida ; sin embargo, se sabe que las personas que la padecen pueden tener niveles anormales de sustancia P en el fluido espinal -un químico que ayuda a transmitir e intensificar las señales de dolor hacia y desde el cerebro-. Para el individuo que padece FM es como si “el control de volumen” se elevara a niveles muy altos en las zonas del cerebro que procesan el dolor. Estudios actuales examinan cómo el cerebro y la médula espinal -el sistema nervioso central- procesan el dolor y la función que cumple la sustancia P, además de otros neurotransmisores. La repercusión y la contribución en la perpetuación del dolor se traducen en la hiperalgesia -percepción amplificada del dolor- y alodinia -percepción del dolor frente a estímulos no dolorosos-, entre otros.

Subgrupos

Hoy en día, se han determinado distintos subtipos de FM y estos se encuentran relacionados con la presencia de manifestaciones asociadas al síntoma dolor y a sus características propias. Fueron establecidos en un estudio realizado por la Universidad de Michigan y sus definiciones están conformadas por: la evaluación de la intensidad con escalas analógicas, la constatación de dolor difuso y la presencia de hiperalgesia. Para establecer el tratamiento y seguimiento, según su ubicación en los subgrupos definidos, hay que contar con una evaluación de la depresión y el estado de ansiedad que posee la persona en ese momento en particular.
En el primer subtipo están los pacientes con moderados niveles de percepción de catastrofización, escasos trastornos anímicos y buen control del dolor que está medido por métodos objetivos. El segundo cuenta con elevados valores en los tests que miden trastornos anímicos, los más altos niveles en las escalas de catastrofización y bajos valores en el control del dolor y también de hiperalgesia. En el caso del tercero , la persona posee un estado de ánimo normal, bajos niveles de catastrofización y el más alto nivel de la percepción de dolor, pero presenta una aguda hipersensibilidad a la palpación.

Es importante indicar que la genética cumple una función y que deriva en una tendencia familiar a desarrollar este trastorno. Al mismo tiempo, adquiere un papel similar la exposición diaria a factores físicos, emocionales o ambientales estresantes que pueden desencadenar el comienzo de los síntomas. Otro dato a tener presente es que no existen pruebas de laboratorio o exámenes de diagnóstico para la FM ; por lo tanto, esta enfermedad debe diagnosticarse en función de los síntomas del paciente y de su examen físico.

Tratamiento y recomendaciones

A la fibromialgia hay que abarcarla como un trastorno crónico; para poner esto en práctica, es necesario utilizar tratamientos farmacológicos y no farmacológicos. La medicación, aunque es de gran importancia, no se constituye como el único recurso válido. Con el fin de tratar los síntomas se deben considerar otras prácticas y factores: la educación del paciente, el ejercicio, la capacidad de autotratamiento y las terapias alternativas.
Existen estudios que ponen de manifiesto la existencia de bajos niveles de sustancias, como la noradrenalina y serotonina, en el sistema nervioso central cuando está presente la fibromialgia. Además, hay una fuerte evidencia en relación al beneficio del tratamiento con nuevos antidepresivos que actúan sobre el síntoma dolor. Actualmente, se aconsejan tres drogas que han demostrado eficacia sobre trastornos del sueño, dolor y fatiga: inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS) y norepinefrina -milnacepram y duloxetina- y un alfa2 delta ligando -pregabalina-. A estos fármacos se suma la asociación con analgésicos, tanto del tipo de corticosteroides como antiinflamatorios no esteroideos.

A continuación se citan las sugerencias del Colegio Americano de Reumatología :

Planificar un momento de relajación todos los días y realizar ejercicios de respiración profunda y de meditación para ayudar a reducir el estrés que puedan ocasionar los síntomas.
Establecer un patrón regular para irse a dormir y despertarse. Si se duerme lo suficiente, esto permite que el cuerpo se recupere, tanto física como psicológicamente. También hay que evitar el hecho de dormir durante el día y limitar la ingesta de cafeína para no alterar el sueño.
Realizar ejercicio en forma regular. A pesar de que puede resultar difícil al comienzo, la actividad física frecuente, por lo general, reduce los síntomas de dolor y la fatiga. Lo fundamental es comenzar poco a poco y con ejercicios que se adecuen al estilo de vida de cada uno, por ejemplo: utilizar las escaleras y no tomar el ascensor y estacionar un poco más lejos de lo habitual para caminar trayectos más largos. El siguiente paso es intensificar los ejercicios: agregar caminatas, natación, ejercicios aeróbicos acuáticos o de estiramiento. Es imprescindible recordar que establecer una rutina cómoda lleva tiempo y, por esta razón, hay que mantenerse en movimiento y no abandonar los ejercicios.
Unirse a un grupo de apoyo es un factor primordial porque los que padecen la misma enfermedad pueden proporcionar estrategias para enfrentarla.
SUAT te recuerda que puedes consultar con un especialista si las dudas persisten en cuanto a la temática planteada en esta oportunidad.

Dra. María Dutra
Médica de SUAT

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