Alimentación

¡Mi hijo no quiere comer! 5 consejos para mejorar la dieta de los niños

Cocinar con los niños, niñas y adolescentes, es un placer que puede ayudarles a generar una relación más saludable con la comida. Si tus niños están pasando por una etapa donde no quieren comer alimentos variados, y han elegido un plato favorito que quieren comer a todas horas, estás a tiempo de cambiar sus hábitos alimenticios.

Cocinar con niños
Invitar a los niños y niñas a participar de la cocina siempre que sea posible, mejora su percepción de los alimentos / Foto: Eric Peacock

Cocina “con” ellos, y no “para” ellos

En la etapa de crecimiento, es importante involucrar a los niños y niñas en la cocina siempre que sea posible. Enseñarles paulatinamente recetas, desde las más sencillas hasta las más intrincadas, es un proceso que lleva años, pero mientras más temprano se inicie, mejores resultados tendrá.

Elaborar el alimento con sus propias manos permite un mejor conocimiento de lo que se consumirá, y genera en el pequeño el sentimiento de orgullo al ver como la familia disfruta el plato preparado.

La cocina es un lugar con áreas peligrosas, por lo tanto, es fundamental que siempre haya un adulto supervisando el uso de cuchillos y manejando las hornallas, para evitar accidentes.

Curiosidad alta, expectativas altas

Los más chicos de la casa tienen una curiosidad genuina por lo que los rodea, esto incluye la cocina, los alimentos y el efecto que pueden tener en sus cuerpos.

Hacer de la hora de la comida un espacio de aprendizaje permite al niño conocer mejor las razones para comer ciertos grupos alimenticios y perder el miedo a consumir alimentos nuevos.

Cambios pequeños hacia una dieta más sana

A medida que los niños y niñas crecen, tienen diferentes necesidades nutricionales. En la adolescencia, por ejemplo, somos más propensos a consumir azúcar en exceso para generar la energía suficiente para mantener un cuerpo en crecimiento.

Con la venta de snacks en las escuelas y liceos, es sencillo que nuestros hijos hagan elecciones poco saludables, consumiendo demasiada sal, azúcar y aditivos artificiales, como colorantes y conservantes.

Cambios pequeños para una dieta saludable
Combinar sus comidas favoritas con alimentos menos preferidos es un punto medio aceptable / Foto: Claire Sutton

No es recomendable modificar estos hábitos de la noche a la mañana, ya que esto genera rebeldía y hace que la comida prohibida, se torne aún más deseada.

Lo ideal, es comenzar con pasos pequeños a incorporar elecciones más saludables para las comidas que el niño, niña o adolescente sí consume en el hogar. Más frutas y vegetales, menos grasas y un uso moderado de sal y azúcar son cambios no prohibitivos fáciles de poner en marcha.

Las comidas más omitidas: desayuno – a menudo obviado por completo – y almuerzo. Un desayuno balanceado para energizarlo durante el día y un almuerzo saludable son fundamentales para su correcto desarrollo.

Diversidad en nutrientes y sabor

Crear una “paleta colorida” de alimentos es lo más recomendable para no caer en la rutina de las pastas con queso, papas fritas con huevos fritos o churrascos con puré.

¿Son las favoritas? Por supuesto, pero esto no significa que sea imposible introducir a la dieta familiar otros platillos iguales de deliciosos, y más saludables.

Para un remake de un tradicional favorito: cambiar las fritas por papas al horno, adicionar vegetales, un poco de queso rallado y batir huevos para una tortilla al horno con verduras.

Frutas y vegetales en desayuno, almuerzo, merienda y cena
Frutas coloridas en el desayuno, es una manera sencilla de introducir variedad en la dieta / Foto: Blue Skyz Studios

El arte del disfraz

Es importante entrenar a los más jóvenes a aceptar ciertos alimentos que “detestan” siempre y cuando estén disimulados en medio de alimentos que sí les gustan.

Incluso los adultos tenemos nuestras preferencias, rechazamos algunos alimentos concretos y en cambio, repetimos cuantas veces podemos nuestros favoritos. Elegir qué comer y qué no, es en parte un hábito, y como todo hábito puede ser modificado con paciencia.

Una manzana rallada en la carne para milanesas, zanahoria o zucchini rallado en una torta o budín, espinaca en una tortilla de papas, semillas en un licuado de frutas… son infinitas las posibilidades para incorporar más frutas y verduras en la dieta.

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