Adultos mayores con más amplio vocabulario enfrentan mejor el deterioro cognitivo

Un equipo de la Universidad de Santiago de Compostela (España), evaluó en grupos testigo de adultos mayores, qué indicadores influyen con mayor incidencia en la optimización de las reservas cognitivas e intelectuales acumuladas durante la vida, a través de la enseñanza académica, la evolución cultural, los aportes lúdicos y fundamentalmente la lectura en general.

La reserva cognitiva, determina la habilidad para soportar los cambios en las estructuras cerebrales, relacionados con la edad, aunque también con algunas patologías, sin que por ello se revelen síntomas clínicos. Esta reserva es cuantificable a través de una serie de indicadores, los que permiten asumir si existe suficiente protección frente a deterioros etarios, o los producidos por enfermedades como el Alzheimer, entre otras afecciones mentales.

Si bien existen características físicas, neuronales y de la sinapsis, relacionadas con la decadencia cognitiva, los investigadores han apostado que existe una mejora funcional, en lugar de la simplemente estructural, capaz de operar en quienes procesan la realización de tareas, y que factores como la educación, el bilingüismo, y las actividades recreativas estimulantes, tienen relación con lo que ocurre en el individuo.

El relacionamiento del vocabulario con la evolución cognitiva

Los investigadores realizaron un muestreo de 325 personas mayores de 50 años, dos terceras partes consideradas sanas y el resto con leve deterioro cognitivo. El estudio apuntó a medir los niveles de vocabulario, años de escolaridad, hábitos de lectura y complejidad del trabajo diario.

“Como nos centramos en el nivel de vocabulario, teniendo en cuenta que se considera un indicador de la inteligencia cristalizada (que determina la forma de uso de habilidades aprendidas), buscamos profundizar esa relación con la reserva cognitiva. Con un análisis de regresión, pudimos calcular la probabilidad de deterioro según el nivel de vocabulario que tenían los participantes”, explica la especialista Cristina Lojo Seoane, coautora de trabajo que aparece publicado en la revista especializada Anales de Psicología.

En las conclusiones, los técnicos reconocieron que hay un muestreo suficientemente aceptable como para señalar que quienes tienen menor calidad de vocabulario, tenían mayor prevalencia de deterioro cognitivo. Ello pauta de algún modo que la mayor cantidad de elementos fonéticos adecuados que empleamos, sirve de protección al deterioro cerebral que experimentamos con el paso de los años.