APRENDIZAJE

Científicos responsabilizan a una hormona del bajo rendimiento matemático infantil

Los bajos rendimientos en matemáticas de los niños en la escuela pueden estar asociados a bajos niveles de tiroxina durante el embarazo, afirman científicos de la Universidad VU en Ámsterdam.

La falta de tiroxina está vinculada a los niveles de yodo en la dieta.

Los científicos del Centro Médico de la Universidad VU, de Ámsterdam, realizaron la pesquisa sobre 1.200 niños holandeses, desde que estaban en el vientre de sus madres hasta que llegaron a la escolaridad, con resultados que sorprendieron a muchos, pero que para otros estaban dentro de los parámetros “factibles”.

Los estudios estuvieron basados en la medición durante una serie de semanas del embarazo de los niveles de tiroxina en la sangre materna; los registros fueron archivados hasta que los niños llegaron a la escuela y entonces se comparó la cantidad de hormona con los niveles de aprendizaje que demostraban los niños en materias como lenguaje y matemáticas, particularmente. Los resultados establecieron que aquellos niños cuyas madres habían tenido niveles bajos de tiroxina, tenían hasta el 90% de posibilidad de tener notas bajas en la resolución matemática principalmente. Las pruebas mostraron también que el fenómeno refiere al tema matemático ya que no tenía diferencia con sus compañeros en la evolución del lenguaje ni de vocabulario.

Los científicos creen que en las habilidades lingüísticas incide más el proceso de educación, mientras que en las matemáticas es más importante el desarrollo cerebral.

Las primeras recomendaciones para evitar el problema

Aunque los biólogos del equipo holandés entienden que deben hacerse más secuencias de estudios para confirmar la hipótesis, advierten que en absoluto está de más tomar desde ya precauciones por parte de las embarazadas para evitar el problema.

En esa línea apuntan a los tests de niveles hormonales, así como a los suplementos de tiroxina para quienes los necesiten.

Básicamente la falta de tiroxina está vinculada a los niveles de yodo en la dieta, y por tanto deben aumentarse los consumos de lácteos –particularmente la leche fresca- y de pescado.

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