Medidas preventivas

Los efectos del alcohol al momento de transitar en la vía pública

SUAT te invita a extremar cuidados durante el desarrollo de una de las celebraciones que presenta mayor convocatoria a nivel nacional: la Fiesta de la Nostalgia. Existen evidencias científicas que establecen el uso problemático de alcohol como uno de los principales factores de riesgo, muerte e incapacidad en el mundo. El consumo de esta sustancia se encuentra en aumento y esto sucede, principalmente, en jóvenes o incluso en edades más prematuras. Su uso problemático es el que afecta la salud en forma directa o indirecta, y esto se extiende a los ámbitos familiar, social, laboral y legal.

A nivel global, el consumo problemático de alcohol es responsable de múltiples enfermedades y accidentes; produce alrededor de 2,5 millones de muertes al año, por lo que el 4% de las muertes en el mundo estarían relacionadas con complicaciones por la ingesta de alcohol. Uruguay no escapa a esta realidad: se estima que 260 mil personas presentan consumo problemático, por lo que se constituye como el factor de riesgo que más influye en forma negativa -tanto en la sobrevida como en la calidad de vida-. El consumo per cápita de alcohol puro, en territorio uruguayo, es de 6,3 litros en mayores de 15 años; estos valores lo ubican entre los países de alto riesgo. El patrón de consumo de riesgo es la ingesta de más de tres tragos en la mujer y cuatro en el hombre durante más de cinco días a la semana o el consumo mayor a cinco tragos en una sola oportunidad. Un elemento esencial es la percepción subjetiva del individuo porque uno de cada cuatro consumidores frecuentes considera que el riesgo de su ingesta es nulo o casi nulo.
El alcohol etílico o etanol es el componente de todas las bebidas alcohólicas y, jurídicamente, se trata de una droga lícita que es consumida y compartida de manera libre y masiva que suele suceder bajo un fuerte estímulo social y publicitario.

Su relación con el tránsito

Al hacer foco en la relación de esta sustancia con los accidentes de tránsito, surgen datos que pertenecen a un estudio efectuado en Uruguay en el año 2007 en el que se informa que el alcohol estaba presente en el 16% de los accidentes ocurridos en la capital del país, y esta cifra se elevaba a 39% en el caso de los siniestros fatales. Por otro lado, si se considera que el 60% de la vida de una persona transcurre en la vía pública, entonces se puede afirmar que el riesgo potencial de padecer un accidente está extendido a toda la población.
En este contexto, se debe tener en cuenta que el consumo de alcohol, aún en cantidades relativamente pequeñas, aumenta el riesgo de que los conductores de vehículos motorizados y los peatones se vean involucrados en un siniestro. El alcohol perjudica procesos esenciales para el uso seguro de la vía pública, tales como la visión y los reflejos, y también se vincula a una reducción del discernimiento y a otros comportamientos de alto riesgo -exceso de velocidad o ausencia del uso del cinturón de seguridad-.
En varios países se han desarrollado investigaciones que muestran datos alarmantes: una parte considerable de los conductores de vehículos motorizados y peatones presentan niveles de alcoholemia que afectan su competencia en el uso de la vía pública. Si bien el perfil de los conductores que beben varía de una región a otra, hay una serie de factores que aumenta el riesgo de accidentes de tránsito asociados al consumo de alcohol. A través de las investigaciones se ha comprobado que los hombres jóvenes están más expuestos a un mayor riesgo de sufrir siniestros, además de que los accidentes suelen ocurrir con más frecuencia durante la noche. Estudios efectuados en países de ingresos bajos y medianos revelaron la presencia de alcohol en la sangre de entre 4 y 69% de los conductores, entre 18 y 90% de los peatones y de 10 a 28% de los motociclistas lesionados en este tipo de accidentes.
Para lograr una reducción de estos siniestros, por lo general, es necesario aplicar sistemáticamente una serie de medidas que dependerá de la legislación y de los programas de intervención de cada nación. En el caso de Uruguay, desde el año 2011 se cuenta con un registro nacional de conductores con espirometría positiva. La ley N° 18.191 -sobre seguridad vial y tránsito- contempla las “Medidas de prevención y control, prueba de alcohol u otras drogas en sangre”, además de establecer sanciones en forma escalonada que van desde los seis meses de suspensión hasta la eliminación del registro de conductor. Al mismo tiempo, el decreto 556/008 -del Poder Ejecutivo- establece los límites de concentración de alcohol en sangre y las sanciones para el conductor, diferenciados para las categorías amateur y profesional.

Efectos
Las repercusiones inmediatas del alcohol sobre el cerebro son depresivas o estimulantes tomando en consideración la cantidad consumida; en cualquiera de los casos, esta sustancia provoca un deterioro de las facultades e incrementa las probabilidades de sufrir accidentes, ya que perjudica la capacidad de discernimiento, torna los reflejos más lentos y reduce la atención y la agudeza visual. A modo de ejemplo, se prolonga el tiempo de reacción del conductor: normalmente es de 0,75 segundos -gráficamente, quitar el pie del acelerador y ponerlo en el freno-, y al consumir alcohol el tiempo de reacción aumenta dos o más segundos por lo que la distancia de detención de un vehículo a una velocidad de 100 km/h se prolonga entre 20 y 30 metros. Si se considera el aspecto fisiológico, esta sustancia disminuye la presión arterial y deprime la conciencia y la respiración. Es fundamental tener presente que los efectos se acentúan progresivamente a medida que aumenta la alcoholemia. Los peligros de conducir bajos los efectos del alcohol también implican otros aspectos: la ausencia del uso de cinturón de seguridad o casco y la incorrecta elección de la velocidad con la que se circula. Entre los motociclistas, un nivel de alcoholemia superior a 0,05 g/100 ml aumenta hasta 40 veces el riesgo de sufrir un siniestro, si se le compara con una alcoholemia equivalente a cero.
En la intoxicación alcohólica aguda se producen cuatro períodos: inestabilidad emocional, confusión, estupor y, por último, coma. Además, un hecho grave que está asociado al consumo de alcohol es el llamado efecto engaño; es decir, con cada trago el individuo se siente mejor, más lúcido y fuerte -en el que se suele escuchar la expresión «cuanto más tomo, mejor manejo»- y esto se relacionado con la creencia irracional de que las desgracias les suceden a otros.

En los cuadros 1 y 2 se pueden apreciar los efectos del alcohol en el organismo, según el nivel de ingesta:

En esta Fiesta de la Nostalgia procura manejar con mayor precaución y recuerda que si bebes, no debes conducir. SUAT te acerca las herramientas fundamentales para que te mantengas informado. Recuerda que para poder disfrutar también hay que extremar cuidados durante una jornada en la que se adhiere un importante porcentaje de la población uruguaya.

Dra. María Dutra
Médica de SUAT

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