El aceite de oliva es “poco saludable” para las autoridades de Gran Bretaña

La no recomendación del aceite de oliva, superó las expectativas más aciagas, ya que pasó de tener un color del semáforo en la etiqueta “verde”, a un color “rojo”, al que pertenecen los productos que se pueden consumir “ocasionalmente o por placer”, según la categorización de la Food Standards Agency.

Desde hace un año, los alimentos en Gran Bretaña llevan impresa una etiqueta con un círculo dividido en cinco categorías, donde aparece su contenido en calorías, glúcidos, sodio, grasas y grasas saturadas. Los productos marcados con rojo, los desaconsejados, se admiten para un consumo ocasional, para no superar los 15 grs. de azúcar, 20 grs. de grasas, 5 grs. de grasas saturadas, y 1,5 grs. de sal.

Los consumidores están en condiciones de simplemente al ver el semáforo elegir “opciones más saludables y controlar la ingesta de calorías”, según la idea original del gobierno.

Un problema que va más allá de la salud

El problema principal por el que las autoridades han desestimado la calidad del aceite de oliva en la alimentación de los británicos, parece estar centrada más en problemas comerciales que de la dieta.

Después de analizar las muestras de 40 marcas que se vendían en Gran Bretaña, los técnicos llegaron a la conclusión que las grifas “extra virgen” y “virgen” no condecían en absoluto con la realidad de lo ofertado. Los productos –en su mayoría de origen español- estaban lejos de ser lo que decían según revelaron los análisis físico-químicos efectuados. Así las cosas, las autoridades decidieron bajar la categorización de todos los productos de ese tipo hasta tanto puedan establecer la situación real del mercado.