Visita. Periodistas argentinos en la planta

Al final, bebió el agua de la planta de Botnia

Varios medios argentinos publicaron ayer las crónicas de los periodistas que recorrieron el martes las instalaciones de la empresa Botnia. El enviado especial del diario porteño La Nación asegura que uno de los objetivos de los visitantes era que alguno de los gerentes tomara el agua que la pastera vierte al río Uruguay.

Según el matutino argentino, Gervasio González, gerente de Medio Ambiente, había dicho en marzo de 2007 que «por supuesto bebería el agua», pero el martes declinó el desafío de la prensa. «No es agua potable. Tampoco tomaría agua del río Uruguay. Sí me bañaría pero tomar el agua no», dijo el funcionario, y agregó que lo peor que puede pasar es que cause diarrea. Ante la negativa, Aldo Leporati, asesor de prensa de Botnia, «se sacrificó por la causa», relata La Nación. Después de que los periodistas gráficos capturaban la imagen de Leporati bebiendo el líquido amarronado, el funcionario exclamó : «¿Dónde está el baño?», lo que provocó la risa de los presentes.

 

La planta en números

Alrededor de 300 millones de metros cúbicos de agua son utilizados por Botnia para la elaboración del millón de toneladas de pasta celulosa producidos anualmente.

Dos piletas con microorganismos son las encargadas de purificar el agua. El 20% del líquido utilizado se pierde en el proceso y el resto regresa al río.

Una de las acusaciones de los asambleístas es que no hay contaminación porque la fábrica desarrolla solo el 15% de su capacidad productiva. Como respuesta los funcionarios de la empresa finlandesa demostraron ayer a los más de treinta periodistas argentinos que recorrieron la planta, que han superado el 70%, llegando en algunas ocasiones al 90% de su capacidad sin incidir en los parámetros ambientales considerados normales. Se fabrican alrededor de 2.600 toneladas de celulosa por día cuando el límite es de 3.000.

El promedio de camiones que entran cargados de madera es de entre 8 y 10 por hora, con este ritmo de trabajo se espera que el emprendimiento funcione durante los próximos 45 años. Si bien después de que se terminó el proceso de construcción bajó la cantidad de empleos generados por Botnia, la empresa da trabajo directo e indirecto a 5.000 personas, aunque las instalaciones funcionan solo con 400.

A nuestro país Botnia le significó un aumento del 1,6% el PBI. Las plantaciones de eucaliptos alcanzan a abastecer el 80% de las necesidades de la planta.

 

«UN COLOSO DE HIERRO»

Uno de los aspectos que más impresionaron a los periodistas argentinos que visitaron Botnia, según lo constató LA REPUBLICA, fue el alto grado técnico de la planta y el cuidado y limpieza de las instalaciones.

Luis Rodrigo, no de los periodistas, destacó: «Es un coloso de hierro, cemento, tuberías y cilindros más grandes que los silos del Puerto de Santa Fe, con chimeneas humeantes y montañas de troncos, que sin embargo está en medio de un lugar extremadamente verde y bello».

Por su parte, el diario Clarín destacó la riqueza de las instalaciones y la calidad de la atención a los funcionarios. «Piso de mármol, techo de haya, ventanas panorámicas. La gente va y viene con bandejas humeantes: lomo con papas, pollo a la pimienta, entre otras delicias. Podría ser el patio de comidas de un shopping en Helsinski. Pero no. Es el comedor de Botnia, la séptima planta de celulosa más grande del mundo, donde todo luce inmaculado, al igual que en el resto de las ochenta manzanas en la que se despliega este coloso industrial que lleva 75 días funcionando».

Entre las pocas críticas que se pudieron leer ayer en la prensa de la vecina orilla figura el olor a coliflor hervido que se podía sentir dentro de la planta. «La recorrida comenzó con una seguidilla de estornudos de camarógrafos, fotógrafos y cronistas por el fuerte y desagradable olor (como a coliflor que ha hervido demasiado) que invadía sólo una parte del predio fabril», relata Luis Rodrigo. Los olores del lugar también dieron para bromas: «Cada periodista recibía un casco, anteojos de seguridad y un par de audífonos. ¿Estos son para los oídos o para la nariz?, preguntó un cronista. El chiste no le cayó bien al empleado de Botnia», cuenta La Nación.

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