Ence se incorporó al vocabulario de todos los días en la desolada población

Conchillas: del olvido a la esperanza

as cuatro letras de ENCE obraron como una llave mágica que abrió la caja de la esperanza para desempolvar del fondo, ya casi olvidado, los viejos tiempos de esplendor que vivió esta ciudad, hoy de poco más de 1.000 habitantes, pero que supo tener hasta tres veces más población.

Sus pobladores, los conchillenses, creen que ENCE le dio color a la casi raída foto de su pueblo. «Hoy todos saben en Uruguay qué es Conchillas, que su calle principal es David Evans y que lo fundó la Walker y Cía.», comentan.

El presidente de la Junta Local hace notas en la televisión uruguaya y argentina, vehículos con matrículas de ambos países recorren en estos días sus calles, se habla de más venta, de ampliación de comercios, de aumento del alquiler y valor de las casas a la venta y los pobladores conocieron por primera vez a camarógrafos y periodistas de los que sólo oían su nombre en la radio o veían por televisión.

Por estos días el viejo Líder Gogna, oriundo del lugar, suma adeptos a su teoría circular de la historia, convencido de que el anuncio de la llegada de la inversión española al viejo pueblo inglés devolverá «el esplendor que supimos tener a principios del siglo XX». La esperanza renovó la alegría de un pueblo casi fantasma, alejado de las rutas principales, sin actividad portuaria ni vías férreas, ni todo aquello que supo tener después de que Walker y Cía. llegó a explotar las riquezas de piedra y arena que no existían en la costa argentina.

Pese a que falta mucho para que el primer ladrillo de ENCE se coloque sobre los inexistentes cimientos, Conchillas ya incorporó la palabra ENCE a su lenguaje cotidiano, porque el espíritu de la inversión tiñó de color las calles y trocó el silencio en murmullo de sueños, quebrando para mejor la tranquilidad pueblerina de sus días.

 

Ence…

De ENCE se habla en la estación de servicio a la entrada de la ruta que lleva al pueblo de Conchillas, se habla en la escuela y en la policlínica. De ENCE se habla en el Club Uruguayo, en la Cooperativa agraria con su gran almacén, en el puerto los pescadores, y habla de ENCE Alonso el taxista, Lilián la esposa del dueño de la única línea de ómnibus que conecta a Conchillas con el mundo exterior, y en la comisaría el comisario y su escaso personal a cargo. De ENCE se habla a lo largo de la calle principal y a sus costados, en las casitas de techos bajos, a dos aguas y paredes de adobe y piedra, pero también se habla de ENCE en los predios de productores rurales de la zona, los únicos que le dan movimiento al pueblo. Conchillas fue un polo de desarrollo y un puerto importante hasta que se acabó la riqueza de piedra y arena.

Hoy Conchillas está tan lejos de la Ruta 21 ­a ocho kilómetros- que ya casi nadie se acordaba de él. Por eso las cuatro letras mágicas de la firma española desparramaron otra vez esperanza en un pueblo que hasta ayer parecía destinado al olvido de la geografía y de la historia.

Luego de la sorpresa y la euforia provocada por el anuncio de la empresa ENCE de que se instalará en Conchillas surge inmediatamente la pregunta de cómo impactará en la zona una inversión de esa naturaleza. Teniendo en cuenta el monto de la inversión y la mano de obra que ocupará es al menos ingenuo creer que la instalación de ENCE en Conchillas no va a tener impacto sobre la vida de la parte del departamento que abarca la capital Colonia hasta Nueva Palmira, y es imposible creer que no producirá sacudones en la matriz productiva y hasta turística de esta zona del departamento. La esperanza es unánime en Conchillas y sólo después de mucho hablar del futuro y las expectativas por lo que vendrá se animan a mencionar la palabra «contaminación», como una posible consecuencia del progreso, «eso se verá porque sin trabajo no hay contaminación pero tampoco hay vida», dicen.

Es que se trata de comenzar a construir una fábrica en la que se invertirán 1.250 millones de dólares y que tendrá picos de actividad en que se necesitarán más de 3.000 trabajadores en una zona en donde la mano de obra es escasa, la provisión de insumos -entre ellos los elementales- como agua potable y energía eléctrica inexistente, y la infraestructura vial escasa o con mínimo desarrollo.

Conchillas era hasta el martes, cuando la noticia se conoció por LA REPUBLICA, una sombra que vive de la añoranza de épocas de bonanza y de la sangría de los hijos que emigran a otras ciudades por un futuro mejor. Hoy en Conchillas todos salen a la calle para comentar con el vecino «las últimas noticias de ENCE», e incorporaron a su lenguaje cotidiano la esperanza que les trasmite como mágicas las cuatro letras de la empresa española.

«Nosotros nos reunimos el lunes pero nos encontramos durante la semana y estamos contentísimos. Esto es espectacular», contó el presidente de la Junta Local, Aníbal Cabrera, quien recoge de comerciantes con los que habló «la idea de todos los comerciantes con los que estuve charlando es que en poco tiempo van a vender 10 veces más. Todos creemos que las fuentes de trabajo que van a venir es lo que siempre esperamos», dijo. Cabrera ya está pensando en que la Intendencia o el Ministerio de Transporte y Obras Públicas «van a tener que hacer una ruta de tránsito pesado, porque acá la ruta que pasa por el medio del pueblo es muy angosta», algo tan impensado una semana atrás como tener que dejar su trabajo en el campo con el ganado, cambiarse de ropa y salir de su establecimiento rural «para ir al pueblo» a una entrevista con Canal 5 el martes pasado.

Bilma ­con «B» larga, nos aclara-, la esposa de Sergio Alonso, el único taxista y dispensador de garrafas de supergás, es tan amable con nosotros como optimista: «En los 30 años que tenemos acá es la primera vez que vemos al pueblo tan contento», y quebró su voz al recordar que el escaso futuro hizo que su hijo se fuera a México hace seis años, luego de no conseguir nada para hacer en la zona. «Allá tiene trabajo y una vida armada con su familia, que también se llevó de acá», cuenta.

Adriana, la secretaria de la Junta Local confirma que «todo con el que hablás está contento, ya quiere empezar a trabajar, los que alquilan casas o las tienen a la venta están con la expectativa de hacer buenos negocios». Adriana, que conoce por su trabajo a todos los conchillenses se alegra que el futuro amague con ser distinto «algunos se preocupan por la tranquilidad pero si no tenés trabajo para qué querés estar tranquilo», reflexiona. Susana Miranda en el Hogar de Ancianos del pueblo también: «Ahh… yo estoy muy contenta, 46 años viviendo en Conchillas y para nosotros esto nos va a cambiar la vida, siempre soñé con el progreso de Conchillas». En la misma línea piensa Lilián Rochet, esposa del dueño de la agencia de ómnibus que conecta a Conchillas con «la radial», es decir la parada en Ruta 21 que conecta con el sistema vial del resto del país y por donde los conchillenses viajan a Carmelo, Colonia o Montevideo: «Creemos que no sólo nuestro pueblo sino toda la zona se va a ver beneficiada por el trabajo», y anhelan que se haga realidad el comienzo de la construcción para lograr un aumento en la población que se moviliza en su servicio de ómnibus «todos queremos progresar, este era un pueblo que tenía moneda propia y hoy la juventud se tiene que ir a buscar el futuro en otro lado». Ahora parece que el futuro vuelve a estar ahí nomás, en una nueva vuelta de la historia, otra vez cerquita, en las tranquilas calles de Conchillas. *

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