Patriarcado

Edila del FA lamenta que algunos hombres que plantearon críticas a Villar pertenecen a su fuerza política

La edila departamental por el Frente Amplio Inés Coll dijo que sintió dolor por el hecho de que algunos hombres que plantearon objeciones, críticas y conjeturas a la composición de la fórmula presidencial del Frente Amplio, que lleva a la vicepresidencia a la ex edila Graciela Villar, pertenecen a su propia fuerza política y dijo que es tiempo de una “disculpa”.

Edila del Frente Amplio, Inés Coll. Foto: Facebook.
Edila del Frente Amplio, Inés Coll. Foto: Facebook.

Coll escribió un editorial titulado: “El ‘problema’ de las mujeres”, a través del cual cuestiona con indignación las declaraciones “machistas cuasi misóginas de algunos referentes del sistema político” contra la candidatura a la vicepresidencia de Graciela Villar.

Asimismo la edila -quien fue compañera de bancada de Villar- manifiesta que sintió “dolor, porque algunos de quienes plantearon objeciones, críticas y conjeturas a la composición de la fórmula presidencial del Frente Amplio, pertenecen a la propia fuerza política”.

El patriarcado vive y lucha con fuerza

A continuación el mensaje de la edila Coll:

“El ‘problema’ de las mujeres.

Me tomé un tiempo para escribir esta nota, saliendo de mí y dándome tiempo para madurar, dejar el enojo inicial y pausada y prudentemente ordenar mi pensamiento.

Volví a sentir el fastidio, la indignación y el enojo provocado por las declaraciones machistas cuasi misóginas de algunos referentes del sistema político, y otros, cuya virtud más destacada, es solamente emitir juicios con pseudo autoridad moral desde su pequeña baldosa fernandina.

Y sentí dolor. Especialmente porque alguno de quienes plantearon objeciones, críticas y conjeturas a la composición de la fórmula presidencial del Frente Amplio, pertenecen a la propia fuerza política.

Es el FA, una hermosa herramienta que mantenemos en construcción permanente, debatiendo, sumando pensamiento crítico y nuevas perspectivas. Tan es así, que a su definición de nacionalista, antiimperialista y antioligárquica le sumamos ser una fuerza antirracista y antipatriarcal.

Claramente, para cambiar el paradigma del patriarcado hacen falta bastante más que declaraciones. Pero que una fuerza política asuma el compromiso de hacerlo, convoca y compromete a quienes la integramos.

Y si bien es cierto, siguiendo a la maestra Rita Segato, que en la corporación masculina es prevalente antes que la nada la lealtad a la misma, entre compañeros, lo mínimo que podemos pedir, es al menos, un poco de respeto.

Deconstruir un sistema que tiene tanto tiempo como lo tiene la propia humanidad, no es tarea fácil, sencilla ni rápida. Lo sabemos y muy bien. Yo misma, he comenzado a deconstruir muchos de mis propios marcos de pensamiento en los intercambios muy germinales que suelo tener con mi hija veinteañera y feminista.

Ellas, las mujeres jóvenes y los varones que acompañan con convicción esta tarea que es una lucha de larga data, no quieren entender que hay que soportar estas formas de violencia. No quieren aceptar que sea “normal” que varones sentados en el poder hacer muchos años, se permitan expresiones denigrantes y altos grados de violencia política. No justifican que algunos que se dicen “compañeros” insulten a la única compañera que asumió el desafío de competir en las elecciones internas, con expresiones que hacen daño. No sólo a la propia compañera. Nos hacen daño a todas las mujeres políticas. A las frenteamplistas y a las que no.

El patriarcado vive y lucha con fuerza. Dejarnos espacio, permitirnos introducir una forma nueva de hacer y ser en política, abrirnos caminos, confiar en nosotras, empieza por nosotras y con nosotras. Empieza por visibilizar todas estas formas de violencia y no dejar que pase sin más.

Es tiempo de rememorar aquella consigna acerca de que los derechos sean hechos. Es tiempo de que los compromisos asumidos sean materializados. Es tiempo de que los dirigentes varones comiencen a cambiar sus actitudes. Es tiempo de que las mujeres estemos en la conversación, aportando nuestra visión, nuestro saber, nuestra convicción y nuestro trabajo.

Y seguramente, también es tiempo de una disculpa”.

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