AMADO

Para Fernando Amado la gente tiene “descontento y frustración” con el Gobierno del FA y con “la oposición que no tiene un proyecto alternativo”

El diputado colorado Fernando Amado, ex integrante de Vamos Uruguay y actual líder del novel sector “Batllistas Orejanos”, afirmó -en entrevista con LARED21- que el senador Pedro Bordaberry es la consecuencia de un Partido que se “derechizó” y se alejó de los sectores populares, que habían sido el sostén social, político y electoral del Partido Colorado. Reconoció el peso político y partidario de Bordaberry, pero valoró como positivo, salir de la “incertidumbre” de saber que después de 2020 ya no estará en la carrera electoral.

-¿Su lectura de la renuncia de Pedro Bordaberry a continuar su carrera política más allá de 2020 tendrá un efecto positivo en el Partido Colorado?

Los colorados seamos un 7% u 8% reconocen a Pedro como su líder.

-Lo positivo fue salir de la incertidumbre, es  decir, nadie puede negar el peso político y partidario que ha tenido Pedro (Bordaberry) en los últimos 12 años. Aunque uno sienta que parte de las complicaciones que hoy tiene el Partido es el propio Pedro, más allá de eso, es una figura importante. Los colorados de hoy, seamos el 7 u 8%, lo reconocen como su líder. Lo positivo no es tanto la decisión de su renuncia, incluso porque quizás sería mejor que él compitiera para poder ganarle. La estrategia mejor, sería que el Partido tuviera dos o tres polos fuertes y compitiéramos y que gane el polo batllista. Al final, el Partido saldría fortalecido. Lo importante es que lo haya decidido con tiempo. Estamos a tiempo. Faltan 26 meses para la interna. A partir de ahora, sabemos que Bordaberry no va a estar en la “cancha”,  eso le permite a los compañeros de “Vamos Uruguay” a reorganizarse, buscar un referente nacional que los identifique, y a los demás sectores, jugar con las reglas más claras.

-¿Los batllistas dentro del Partido Colorado están muy disgregados?

El FA como oposición fue muy destructivo.

-Entiendo que haya sectores batllistas que les cueste reconocer en otros sectores una identidad común y por ende lo que sucede es que hay dispersión y que eso puede ser negativo. Sin embargo, tengo un matiz con ese pensamiento, no soy quién para decir quién es y no es batllista, pero sí creo que tenemos distintas vivencias, no es lo mismo yo que tengo 34 años, y empecé a militar en 2001, que Luis Hierro López que vivió otras realidades, estuvo en el gobierno, en la oposición y vivió otros procesos históricos. En lo personal, no viví el “ataque feroz” del FA al Partido Colorado. Cuando el FA fue oposición, fue muy destructivo y trató de demonizar al Partido, incluso creo que lo logró. Entonces, esa generación colorada que tuvo aciertos y errores, que sufrió el ataque permanente y muchas veces injusto desde el FA, hoy día le es muy difícil dar vuelta la página. Mi generación, que no sufrió esa etapa y que tiene contacto con gente del FA que tampoco vivió esa época, podemos proyectar otro tipo de relacionamiento político. Aunque no lo comparta, entiendo que compañeros de esa generación, todavía se sientan antifrentistas y reaccionen ante todo lo que el FA diga. Nosotros apostamos a otra relación con el FA. La diversidad nos permitirá tener una cabeza más abierta.

-¿La alianza con el Partido Nacional ha sido producto de una decisión de los ex Presidentes Sanguinetti y Batlle o también fue el convencimiento de todos ustedes?

La mayor crítica para el FA es que no ha sido “radical” para nada.

-Para casi todos los dirigentes que vivieron la confrontación y el permanente ataque del FA, quizás muchas veces justo y necesario, porque los colorados hacían cosas que estaban mal. Pero también el FA cayó en la calumnia, en el  hostigamiento, incluso en el escrache, que luego se demostró que no era tan así. Aquello de malos y buenos, honestos y corruptos, esa cuestión tan bipolar que no es cierta, hace que esa generación le resulte impensable tener un “chip” que implique decir puedo conversar y acordar tanto con el FA como con el Partido Nacional. Esa generación, no puede tener ese “chip” por todo lo que sufrieron justa o injustamente ¿Cuál es la reacción? La misma que tuvieron en 1995 cuando vieron que el FA podía llegar al poder. En esa elección, donde cada Partido sacó 1/3 del electorado y finalmente ganó el Partido Colorado porque tuvo el tercio mayor, ya se vio que el triunfo del FA no era una amenaza lejana sino que el FA estaba en la discusión. Es evidente que se acordó generar una reforma constitucional, cambiar las reglas de juego electoral, para que el FA no llegara al poder. Esta reforma que detuvo solo por una vez el triunfo del FA, fue un error que le hizo mucho daño al Partido Colorado. Esa reforma obligó a homogeneizar a un Partido que siempre tuvo ofertas distintas, expresiones políticas e ideológicas diferentes y homogeneizarlas nos hizo daño. Con la Ley de Lemas, acumulaban candidatos muy distintos como Hugo Batalla o Jorge Pacheco Areco. Hay muchos que creen, que con el único Partido con el que se puede acordar es con el Partido Nacional. Tienen la idea de las “familias ideológicas”, un tronco común republicano y democrático como si el FA no lo tuviera y este concepto es equivocado. Es un “odio” por las cuestiones del pasado y no pueden reconocer que en el FA hay sectores que son radicales incluso que tienen poco de republicanos, es dudoso que tengan algo de democrático, que defienden el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y que defienden a Cuba, por poner dos ejemplos concretos, pero que en términos generales, el FA como Partido es una síntesis republicana y democrática. Me pregunto ¿en estos 12 años alguien encontró algún atisbo antidemocrático? Alguno de aquellos “cucos” que se levantaron en el pasado, que si ganaba el FA iba a ocurrir esto y aquello. El cuco no existió, incluso si hay alguna crítica para hacerle es que ha sido muy “tímido” y su mayor déficit es que no ha sido radical para nada. Incluso tuvimos a (José) Mujica como Presidente y no hubo nada de radicalismo. A diferencia de muchos compañeros del Partido, nosotros tenemos una visión distinta, que no es la contraria, sino que nuestra concepción es de equidistancia, tanto con el Partido Nacional como con el FA. Seguramente podremos sacar una misma declaración sobre Venezuela con el Partido Nacional, pero seguramente en temas sociales, de política económica, de educación y de la necesidad de un Estado fuerte, tengamos más acuerdos con el FA. Los herreristas tienen concepciones diametralmente opuestas a las que un batllista puede tener.

-¿Cuánta responsabilidad le cabe al liderazgo de Pedro Bordaberry que el Partido Colorado no haya logrado mejorar su performance electoral en los últimos 12 años, el ex Presidente Sanguinetti en declaraciones recientes, se refirió al peso del apellido Bordaberry en la carrera política de Pedro?

Las concepciones herreristas son diametralmente opuestas a las batllistas.

-Ahí Sanguinetti le saca el cuerpo a la responsabilidad que le toca en cuanto a la pérdida de electorado y de base social del Partido Colorado. Es un atajo para cargarle la culpa solo a Bordaberry.  Bordaberry es la consecuencia de un periodo largo donde el Partido se fue “derechizando”, alejándose de las mayorías populares que fueron el sostén político, social y electoral del Partido Colorado. Se terminó en un divorcio del Partido Colorado con los sectores más vulnerables de la sociedad, cuando antes eran el sostén. Aquí se abre un lento pero largo periodo de liberalización, principalmente en lo económico, con una injerencia muy importante de Jorge Batlle. Hay una prédica antisindical y antitrabajador o por lo menos de indiferencia, cuando antes era una parte notoria de las plataformas del Partido Colorado. La tesis de algunos partidos dentro del FA, fue “coptar” políticamente a los sindicatos. Históricamente fue lo que hizo el Partido comunista “meter” el Partido dentro del sindicato, también fue la idea del Partido Socialista, la idea del batllismo en cambio, siempre fue pelear por las reivindicaciones sin partidizar el sindicato. Todo esto no fue culpa de Bordaberry, la idea de las “familias ideológicas” con el Partido Nacional viene de 1994. Seguramente, este esquema le sirvió al Dr. Sanguinetti, al Partido Colorado y también al país. El FA no estaba pronto para gobernar. Estoy convencido que el FA llega al gobierno en el momento justo. El FA llegó sólido, maduro, y preparado para gobernar. Los mayores problemas para el Partido Colorado fue el  divorcio con las mayorías populares, la actitud ante el problema de los  desaparecidos, y no lograr procesar con naturalidad las dificultades del pasado y el papel jugado en dictadura. El Partido Colorado no fue un partido golpista, si hubo ciudadanos colorados que apoyaron el golpe, todo esto fue sumando en un imaginario colectivo que fue alejando a mucha gente de nuestro Partido. Bordaberry fue un “bypass” en el último tramo de la historia del Partido Colorado, cuando se generó el vacío producto de que los ex presidentes Sanguinetti y Batlle ya no serían candidatos. Con una generación “perdida”, también porque ambos ex presidentes se encargaron que nadie creciera mucho. Bordaberry fue la permanencia de ese mismo discurso, al que se le sumaron rasgos personales que ayudaron a etiquetar como más a la derecha al Partido, por el apellido, y por el lugar social del que viene. Es equivocado analizar la situación actual, culpabilizando a Bordaberry. Él tiene “culpa” de muchas situaciones, pero el proceso de deterioro y de pérdida de apoyo de las mayorías populares comenzó antes. El Partido Colorado fue el Partido de la gente, pero no el de Novick. Las dificultades tienen raíces profundas y no debería quitarse el sayo quienes tuvieron participación en ella.

Bordaberry es la consecuencia de un Partido que se “derechizó”.

-Se conoció recientemente, que Ramón Díaz, Jorge Caumont, Álvaro Díez de Medina y Juan Carlos Protasi, intervinieron en mayo de 2002, durante la crisis bancaria, para que renunciara el Presidente Jorge Batlle y reemplazarlo por el vicepresidente Luis Hierro López, pero la acción se frustró porque Hierro se mantuvo fiel al presidente Batlle, según el libro de Bernardo Wolloch “Jorge Batlle. El profesor liberal”. Hubo un pedido al ex presidente Julio Sanguinetti que interviniera pero Sanguinetti advirtió a Hierro, quien a su vez informó a Jorge Batlle. ¿Qué opinión tienen de ese episodio?

El Partido Colorado tiene que estar orgulloso. Habiendo constatado la crisis en la que el país se encontraba, se mantuvo unido como signo de madurez.  No es novedad que desde el ´89 Batlle y Sanguinetti estaban distanciados y a pesar de ello, hay que reconocer en Sanguinetti, la lealtad institucional a Jorge Batlle, y Luis Hierro, como hombre de Sanguinetti, la misma actitud. Recuerdo que había gente dentro del Foro Batllista, yo lo era, que decían “hasta cuándo vamos a tener que aguantar esta situación, cortémosle la mano a Jorge Batlle”, y sin embargo hubo una sabiduría de Sanguinetti, de Hierro López, de no dejar solo a Jorge  Batlle y de seguir la prédica de Luis Batlle que “el presidente tiene que entrar caminando y salir caminando o con las “patas hacia adelante” o sea muerto. Supieron cumplir con eso. El Partido logró la salida de la crisis en conjunto. El mantenerse unidos, fue una lección que sirve para cualquier Partido que le toque gobernar en esas circunstancias.

-El caso Francisco Sanabria ¿Cómo golpea al Partido Colorado?

En el Parlamento, todos los partidos tuvieron la honestidad intelectual de reconocer que el Partido Colorado no tenía que ver con lo que había hecho Francisco Sanabria.

-Fue un impacto muy duro. No se podía tapar el sol con un dedo. Wilson Sanabria (ex senador Foro batllista, padre de Francisco Sanabria), había sido una figura dentro del Partido Colorado en Maldonado, una figura notoria. Francisco es el hijo de un caudillo histórico. El reflejo de creer que vamos a salir ilesos no es posible. Cuando en el Parlamento se discutió la formación de una investigadora, sentí la honestidad intelectual de los otros partidos políticos, de reconocer que el Partido Colorado no tenía que ver con lo que había hecho Sanabria. Fue una situación del ámbito privado, que nada tenía que ver con lo político. Ningún partido está libre de tener personas que tengan comportamientos reprobables. Es evidente que este episodio golpeó al Partido y termina golpeando al sistema político. Luego surgió el oportunismo político, para tratar de abollar más al Partido Colorado a partir de este caso. Al final de todo esto, se vota una investigadora no solo sobre el Cambio Nelson sino también sobre otras empresas. Acá el sistema de partidos puede seguir en la misma, hacer una “gambeta” a la situación o  mejorar en un área sensible para la transparencia. De esta forma, podremos ahuyentar la corrupción y el amiguismo. Y este tema viene con la discusión que nos debemos dar, sobre el financiamiento de las campañas políticas. Hay actores políticos y lo han dicho, yo entrevisté a Mujica para el libro “El club de los millones” y lo decía con claridad “las campañas políticas son un negocio y quienes ponen plata buscan un retorno”. Esto no significa que el político hable con esa persona y esa persona le diga “pondré tanto dinero si cuando llegas al poder haces tal cosa”. Esto no sucede, lo que pasa es que pone plata y cuando tu llegas, llama por teléfono, y Mujica me decía, después como no lo vas a atender al tipo que puso 20 mil dólares en tu campaña. Primero le atendés el teléfono, después te pide para tomar un café y lo tomas es lo natural, no quiere decir esto que vas a hacer nada indebido, pero tiene un atajo al poder por haber contribuido en la campaña. Poner plata te da un lugar de privilegio y una incidencia privilegiada que está reñida con la transparencia de la gestión pública. No es novedad “y que me desmientan” que hay cientos de empresarios que ponen en las campañas y luego contratan con el Estado. Esto es un cortocircuito notorio.

Coincido con Mujica cuando me dijo las campañas políticas son un negocio y quién pone dinero busca un retorno.

-¿Hay voluntad política de modificar esto?

-Hay una especie de tirantez. Hay quienes quieren efectivamente transparentar y otros que dicen “no jodamos con esto, todos tenemos cosas para ocultar”. Todos tenemos cosas mal hechas. Bajemos la pelota, que no salga nada. Esto cruza a todos los partidos. Lo importante es tener un mecanismo de financiamiento que nos de tranquilidad a nosotros mismos. Que no se necesiten las cifras millonarias que hoy día se necesitan. Cada vez las campañas son más caras. Reitero no menciono a nadie específicamente lo que digo que esta situación nos atraviesa a todos y debemos sincerarnos

-Hay un malestar con la política, con el funcionamiento democrático, eso explica el triunfo de Donald Trump en EEUU  y en Francia la derrota de los Partidos históricos ¿Esta disconformidad se refleja en Uruguay?

El sistema de partidos está en un momento de de debilidad institucional.

-Notoriamente sí. El sistema de partidos está en un momento de divorcio. No estamos logrando conectar con la ciudadanía. Es un momento de debilidad institucional de los partidos y de la política. Esto es muy negativo para el sustento democrático. En Uruguay mucha gente depositó la confianza  en el FA, como si fuera la solución de todos los males. También el FA trató de dibujar esa  fórmula, y se presentó como la solución a todo. Hay un descontento y  una frustración por haber depositado muchas esperanzas en un proyecto que no termina de dar las soluciones que se esperaban. A eso se suma que no hay en la oposición, una alternativa que entusiasme, que genere credibilidad, por lo menos por ahora. La clave para que la gente crea, es encontrar proyectos políticos que le de esperanza. Cuando esta esperanza no está, empieza la frustración y la postura antipolítica. El combo de la frustración de que quien iba a solucionar todo, solucionó algunas cosas, pero no todo, con la inexistencia de un proyecto alternativo que genere credibilidad, es algo que nos está jugando en contra. Todos los partidos tenemos un gran desafío de generar esa conexión. Si volvemos a recuperar la confianza, es a través de un camino de sinceramiento de lo que no vas a poder hacer, de lo que sí podés hacer y de lo que hiciste mal.

En el sistema político, hay quienes quieren transparentar y quienes dicen “no jodamos todos tenemos cosas para ocultar”.

-¿Hay una oposición común, todos contra el FA?

-No me siento para nada oveja de un rebaño opositor. La oposición no es homogénea, ni unitaria.

-¿A su criterio cómo desplazar al FA del gobierno?

-Hay gente que se obsesiona con sacar al FA, y hay quienes creen que si sale el FA el país estará mejor. No creo que ningún camino será a través de la demagogia, o de demonizar al otro. No quiero hacer lo que el FA le hizo a los otros. No me siento cómodo con eso y tampoco mis compañeros de ruta. Quiero desplazar al FA del gobierno, pero ese es el final, lo que hay que recorrer es sentar las bases de un sueño, de un proyecto, de una alternativa real, sustentable, y creíble que permita conectar con la ciudadanía. El final natural, será desplazar al que esté, pero es el final nunca el inicio. El Partido Colorado tiene un camino largo, es válido que haya compañeros que crean que lo mejor es acordar con el Partido Nacional y con otros con tal de sacar al FA, yo no creo en eso. Es más, sería una cachetada a la credibilidad. Formar una “colcha de retazos” de partidos y sectores que piensan muy distinto y que lo único que los une es sacar al FA, es un proyecto que nace muerto. La Concertación en Montevideo fue eso, saquemos al FA pero nunca hubo un proyecto de construir un Montevideo mejor. La gente es sabia y se da cuenta cuando los políticos generan “recetas de laboratorio” para ganar una elección. Mi posición es no dejarse tentar por el “atajo” de llegar antes. Nunca vamos a resurgir desde el poder. Es tan obvia, la “angurria” por el poder, y generar cualquier cosa para llegar. A mi criterio y al de mis compañeros, lo que hay que hacer, es recorrer lo que llamo el “desierto” y si seguimos un camino de convicción, de principios y romántico, en 20 o en 30 años podremos gozar de buena salud de nuevo.

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