Mujica: “Soy hombre de combate, no doy ni pido tregua. Pero me batí por la deuda del agro y me dio dolores de cabeza”

Mujica junto al ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, y al presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Ruben Echeverría, participaron del cierre de la Expo Prado 2014.

El mandatario expresó que existen las clases sociales y las diferencias, y como consecuencias de ello las “contradicciones”, pero remarcó que hay que aprender a convivir.

“No tengo empacho en reconocer una vez más que mi corazón de paisano pertenece a la agricultura familiar, a los peones de este país”, confesó el mandatario.

De todos modos, reconoció que el Uruguay “tiene una honda dependencia de su capacidad de exportar y de la agricultura empresarial”.
“No es cuestión de abandonar la agricultura familiar, sino entender el papel que en este Uruguay agro exportador tiene la marcha empresarial, por eso elegí un ministro que me costó dolores de cabeza en la interna porque venía de ese mundo”, dijo el jefe de Estado en referencia a Tabaré Aguerre.

Aseguró que por tal decisión no esperaba el “reconocimiento” por parte de nadie, y en particular de los empresarios rurales.
“Soy hombre de combate, no doy ni pido tregua. Pero me batí por la deuda del agro, y vaya que me dio dolores de cabeza. No me lo va reconocer nadie hoy, pero sí dentro de unos años cuando reviente. Nunca antes Uruguay tuvo el reconocimiento que tiene hoy. Donde va este presidente le abren la puerta”, sentenció Mujica.

El jerarca de gobierno también reconoció que el país no comenzó con el Frente Amplio, sino que han existido “tácitos acuerdo nacionales”, algo que -dijo- “sería imposible en el resto de los países de América Latina, y ese es el valor principal que tiene el Uruguay”.

“Por eso a estas afirmaciones calurosas e inevitables de la campaña electoral, que son cuestiones humanas, hay que sacarles el IVA, porque pasadas las elecciones el Uruguay espera de nosotros que el país siga marchando”, expresó Mujica en referencia a las críticas de la oposición y del sector rural.

Por su parte, el ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, respondió a las críticas de los ruralistas. “Es muy simplista la interpretación de que todo se debe al viento de cola, porque ese viento de cola ha existido para nosotros y muchos países, pero lo importante es saber desplegar las velas y navegar, tal como mantener las reglas, que se han mantenido y han estimulado la confianza”.

Resaltó que Uruguay recibió desde 2008 hasta junio de 2014, “10.314 millones de dólares bajo el régimen de inversión promovida. Esas decisiones políticas no son viento de cola”.

En cuanto a la competitividad, dijo que “no es exclusivamente el tipo de cambio, ni la carga tributaria, ni los salarios”.
Por otro lado, defendió la política de Mujica, cuando se desempeñó como ministro de Ganadería. “Hablo como productor, hay que recordar cómo se salió de la crisis. De una manera dura para muchos, pero hubiera sido mucho peor si no se hubiera actuado desde el ministerio del señor Mujica, nunca se lo agradecí públicamente, hoy lo hago”.

Cuestionamientos

Entretanto, el presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Ruben Echeverría, reclamó al gobierno un tipo de cambio “más competitivo para la producción y la exportación”.

Por otro lado, cuestionó que es “inadecuada la infraestructura vial”, la cual es “insuficiente” y se encuentra “en mal estado para transportar la creciente producción”.

“Preocupa enormemente el estado de rutas y caminos rurales que encarecen fletes o hacen inviables ciertas producciones”, criticó, y dijo que el precio de combustibles son “hándicaps muy negativos que afectan la competitividad”.

Echeverría también expresó que existen regulaciones y trámites “burocráticos innecesarios”, así como “tarifas públicas y energía que encarecen la producción”.

“Que no quepa duda, el Uruguay está caro para producir y para vivir”, sentenció el productor rural.
También dijo que “no es la tierra la que genera el resultado económico del negocio, sino lo que se produce sobre ella”.
Advirtió que la megaminería “puede poner en peligro la salud humana y la identidad del país como productor y exportador de alimentos saludables, seguros y confiables”.