Cumbre en Mendoza

La crisis en Paraguay relega las tensiones comerciales al interior del Mercosur y la falta de avance en la integración

Cena ofrecida por la presidenta Fernández

La crisis institucional de Paraguay acapara el debate en el Mercosur y desplaza a un segundo y cuasi oculto plano la falta de progresos en materia de liberalización comercial e integración económica.

La XLIII Cumbre del Mercosur (Mercado Común del Sur) comenzó este jueves 28 en la occidental provincial argentina de Mendoza con la reunión de cancilleres y finalizará este viernes 29 con el encuentro de las presidentas Cristina Fernández, de Argentina, y Dilma Rousseff, de Brasil, y el presidente José Mujica, de Uruguay.

Es la primera vez desde la creación del bloque, en 1991, en la que Paraguay no participa de esta instancia. Esto se debe a que fue suspendido en aplicación de la cláusula democrática regional, por considerarse que la destitución de Fernando Lugo de la Presidencia de ese país, el día 22, por un fulminante juicio político del Senado, no estuvo ajustada a derecho. Lugo fue reemplazado por el hasta ese momento vicepresidente Federico Franco.

«Paraguay salvó la cumbre», ironizó el economista Dante Sica, de la consultora Abeceb, aludiendo a la irrelevancia que amagaba tener el encuentro desde la perspectiva de la agenda de integración económica y comercial.

Sica dijo a IPS que en los últimos 10 años se avanzó poco en esos aspectos y más en el plano político y social. Con agendas divergentes entre los países socios, los temas económicos y comerciales «quedaron relegados», ponderó.

Como flamante ocupante de la secretaría temporal, Argentina, que busca proteger su industria, insistió en elevar el arancel externo común del promedio actual de 22 a 35 por ciento, que es el máximo permitido por la Organización Mundial del Comercio.

La iniciativa, que tenía respaldo de Brasil, alcanzaría a 100 posiciones arancelarias que cada país tendría que elaborar, pero Uruguay y Paraguay -antes de ser suspendido- resistieron la medida porque va en contra de sus intereses.

Tampoco hay expectativas de lograr en Mendoza que se incremente el Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur (Focem), creado en 2006 con 100 millones de dólares anuales que aportan principalmente Brasil y Argentina.

La propuesta argentina de aumentar ese financiamiento no reembolsable para obras de desarrollo en Paraguay y Uruguay, las dos economías menores de los cuatro miembros plenos del bloque, no tuvo hasta el momento el apoyo requerido de Brasil, que aporta la mayor parte al fondo.

El estancamiento de hecho del proceso integrador parece ser la razón de la renuncia a su cargo de alto representante del Mercosur del brasileño Samuel Pinheiro Guimaraes, quien había asumido en enero y por tres años. Explicó que la «falta de apoyo a una serie de iniciativas que había puesto a consideración» del bloque lo llevaron a tomar esa decisión.

Casi como un asunto de último momento creció esta semana una propuesta de China para la firma de una declaración conjunta de cooperación económica y comercial con el bloque, que podría salir con firma de la cumbre de Mendoza.

El primero ministro de China, Wen Jiabao, se reunió esta semana en Buenos Aires con la presidenta Fernández -ambos tuvieron una videoconferencia con Rousseff y Mujica- y manifestó el interés de su país en avanzar hacia un acuerdo de libre comercio con el bloque.

Para Sica, la propuesta es de resolución muy compleja. «Si fue difícil alcanzar un acuerdo así con la Unión Europea (que se negocia sin resultado desde hace más de 10 años), con China la complejidad es brutal», aseguró.

El gigante asiático «es una amenaza muy fuerte para la plataforma industrial brasileña, y en menor medida para la de Argentina. Yo creo que en estos casos, cuando la negociación empiece, el entusiasmo se va a diluir», vaticinó.

En cambio la liberalización comercial con China resultaría conveniente para Uruguay y Paraguay, que se beneficiarían con la colocación privilegiada de su producción agropecuaria y con bienes terminados a bajo costo, consideró el analista.

Para los dos socios menores del bloque, casi sin industria, el acuerdo sería «todo ganancia», añadió Sica. Pero advirtió también sobre otro escollo: Paraguay mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán y, por tanto, no reconoce a China.

Sobre la alternativa de sumar a Venezuela, que espera su incorporación como miembro pleno al bloque desde 2006, la crisis en Paraguay ilusiona a algunos negociadores, ya que es el parlamento de ese país el que impide que se concrete tal ingreso.

Argentina, Brasil y Uruguay ya ratificaron el acuerdo. Pero el Senado paraguayo se resiste a hacerlo. Este jueves 28, los cancilleres discutían en el bloque de qué forma la crisis en Paraguay podría contribuir a acelerar la entrada de Venezuela.

En relación a la posibilidad de aplicar sanciones económicas a Paraguay, en los encuentros previos de negociación a la cumbre propiamente dicha todo indicaba que se optaría por evitar mayores perjuicios al pueblo de ese país.

En esas reuniones sí se evaluó mantener la suspensión del país hasta que se normalice su situación institucional, lo cual se concretaría con las elecciones generales previstas legalmente para abril de 2013.

El Protocolo de Ushuaia, que firmaron los países parte del Mercosur en 1998, establece que en caso de «ruptura del orden democrático» en uno de los países se lo puede suspender y eliminar las preferencias comerciales y arancelarias de las que goza.

Paraguay es el país que más exporta al Mercosur: 51 por ciento de sus ventas externas van al bloque, mientras que Uruguay llega a 25 por ciento y Argentina y Brasil a 14 por ciento, según Abeceb. Si se mide el impacto de lo que los socios le venden a Paraguay, se trata de apenas dos por ciento de sus envíos generales al exterior. «La relevancia de Paraguay para el Mercosur es baja en ese sentido», aseguró Sica.

En declaraciones publicadas por el diario ABC, de Asunción, el presidente de la Unión Industrial Paraguaya, Eduardo Felippo, dijo que la suspensión de su país del Mercosur los puede beneficiar «grandemente» y que buscarán otros mercados.

Sin embargo, Sica estimó que, si los socios decidieran elevar los aranceles preferenciales de los que goza ese país como socio del bloque, Paraguay debería abonar al menos 261 millones de dólares extra.

Las principales colocaciones paraguayas en el bloque provienen del sector agropecuario (84 por ciento) y, en menor medida, de los textiles y otros bienes. IPS

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