OCIO Y FUNCIONALIDAD

¿Llegó al fin la era del sexo para fines reproductivos?

Un científico y académico estadounidense asegura que el sexo se volvió algo directamente relacionado al ocio y no necesariamente para hacer bebes.

Foto: Pixabay
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Henry T. Greely es el director del Centro de Derecho y Biociencias de la Universidad de Stanford, en California, pero además de eso dirige el Programa de Neurociencia y Sociedad. Si alguien sabe una o dos cosas sobre la tecnología y el papel que desempeña en la vida de las personas, es él.

Su más reciente predicción va a sonar espeluznante para algunos: la tecnología hará del sexo para la reproducción algo del pasado.

«Mi predicción más fuerte es que en el futuro las personas seguirán teniendo relaciones sexuales, pero no tan a menudo con el propósito de hacer bebés», dijo Greely, quien publicó un libro titulado «El fin del sexo y el futuro de la reproducción humana»

En una entrevista con la BBC, aseveró: «en 20 a 40 años, la mayoría de las personas en todo el mundo con una buena cobertura de salud elegirán concebir en un laboratorio».

Bebés probeta

Han pasado cuarenta años desde el nacimiento del primer bebé probeta del mundo. Se llamó Louise Brown y nació el 25 de julio de 1978 en el hospital Oldham, en Manchester, Gran Bretaña. Nació por cesárea planificada y pesó 2.3 kilos.

Desde entonces ya han nacido más de 8 millones de personas han nacido por medio de fertilización in vito.

Hoy en día, los padres que deciden tener su progenie con esta técnica pueden elegir a los mejores embriones fertilizados; los elegidos son revisados por los médicos que les retiran las células defectuosas a los embriones o incluso llegan a determinar si el bebé heredará alguna condición o padecimiento de sus padres.

El diagnóstico genético preimplantacional (PGD, por sus siglas en inglés) permite a los padres procrear solo hijos sanos y, según Greely, una vez que esta opción sea más accesible y universal, muchas personas elegirán la FIV en vez de la forma tradicional y natural de procrear.

«Como la mayoría de las cosas, inicialmente habrá una buena cantidad de reacción negativa visceral», dijo a la BBC, antes de agregar que la aceptación del público vendrá una vez que los padres se den cuenta de que los niños con PGD no nacen con «dos cabezas y una cola».

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