Los residentes de un pueblo alemán compraron toda la cerveza disponible para boicotear un festival neonazi

En fin de semana pasado, en la ciudad de Ostrizt, ubicado en la región de Sajonia, estaba convocado el festival nazi Schild und Schwert (Festival Seña y Espada), y esperaban entre 500 y 600 neonazis de todo el país.

Como casi todo evento multitudinario en Alemania, se consume cerveza en grandes cantidades en los momentos de ocio, pero esta vez no se pudo porque los vecinos, enojados con la presencia de este grupo de personas en la zona, se organizaron para que se quedaran con sed.

La Policía y las autoridades locales había prohibido la venta de alcohol en el festival por lo que la única fuente para conseguir eran los supermercados. Los vecinos se pusieron manos a la obra y decidieron comprar entre todos más de 100 cajas de botellas de cerveza para que los apologistas del nazismo no tuvieran ni una sola para beber.

Al mismo tiempo, la Policía confiscó más de 4.200 litros de bebidas alcohólicas que los asistentes habían traído por su cuenta propia, dejando a los neonazis solo con agua, gaseosas y jugos de frutas.

No son bienvenidos

Además de la protesta pacífica de las cervezas, unos 300 lugareños marcharon pacíficamente por las calles de Ostritz para protestar contra el festival, de acuerdo a datos de la Policía. El festival se celebra cada año en esta localidad de unos 2.700 habitantes y ubicada a unos 200 kilómetros al sureste de Berlín.

La ciudad está cerca de la frontera de Austria, a 400 kilómetros de la localidad austriaca de Braunau am Inn, donde nació Hitler el 20 de abril de 1889.

Cada año es más el rechazo a este evento porque el nazismo es una herida que no ha cerrado en Alemania. En el Holocausto murieron unas 7 millones de personas, según las estimaciones más serias.