SONRISA MÁS BLANCA

Los mongoles tenían dentistas para sus caballos hace 3.000 años

Recientes descubrimientos arqueológicos han demostrado que los mongoles tenían personal especializado para el cuidado dental de sus amigos equinos hace unos 3.000 años.

Foto: Pixabay
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La primera práctica de cuidado dental para caballos, más popularmente conocida hoy en día como la odontología equina, tuvo lugar en Mongolia hace más de 3.000 años, reveló un reciente estudio.

Un equipo de investigadores analizó fósiles de dientes adquiridos de los restos de caballos hallados en los sitios funerarios asociados con la cultura Deer Stone-Khirigsuur, una antigua cultura pastoril mongola que existió en la Mongolia de la Edad de Bronce alrededor de 1300-700 a.C.

Por ese tiempo, los mongoles ya realizaban algunos procedimientos quirúrgicos dentales en caballos utilizando herramientas de piedra. Inicialmente querían eliminar los dientes que pudiesen causar que los caballos jóvenes experimentaran dolor y dificultad al alimentarse. Más tarde, se realizaron procedimientos dentales para que los caballos tuvieran un desempeño eficiente durante la guerra.

El hallazgo más interesante del estudio, sin embargo, fue que estas personas antiguas ya estaban extrayendo los «dientes de lobo» de los equipos, una práctica que todavía realizan los dentistas de caballos aún siguen realizando. Estas piezas dentales son una especie de colmillos laterales que pueden causar molestias en la lengua y las encías.

Odontología equina ancestral

Los pastores en Mongolia en la actualidad todavía reañozam procedimientos dentales sofisticados utilizando equipos simples y herramientas bastante rústicas.

«Podemos pensar que el cuidado veterinario es una especie de ciencia occidental … Estos resultados de nuestro estudio muestran que una comprensión cuidadosa de la anatomía del caballo y una tradición de cuidado se desarrolló por primera vez no en las civilizaciones sedentarias de China o el Mediterráneo, sino siglos antes, entre la gente nómada … «, dijo William Taylor, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana.

«Es importante destacar que este trabajo también identifica estas innovaciones dinámicas como emergentes de las comunidades nómadas pastorales, grupos que a menudo han sido marginados tanto en narrativas contemporáneas como pasadas», agregó Robin Bendrey, un arqueólogo de la Universidad de Edimburgo que no participó en el estudio.

 

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