MUSICOLOGÍA

Científicos confirman que las canciones tristes nos gustan porque aportan beneficio emocional

Un equipo de psicólogos de la Universidad Libre de Berlín buscó las razones porque nos gustan las canciones lentas y melancólicas, en tanto a nadie le gusta sentirse triste: escucharla aporta beneficios emocionales.

Los sicólogos han concluido que estas emociones nos ayudan a sentirnos mejor, particularmente durante estados de ánimo negativos/ Foto: Sergiu Bacioiu

Los investigadores pidieron a centenares de personas responder a formularios sobre el tipo de música que preferían, poniendo foco en las canciones tristes: ¿Por qué las escuchaban?, ¿qué sentían o creían sentir?, ¿qué emociones les provocaban?, fueron algunas de las interrogantes a las que contestaron tanto europeos como norteamericanos y asiáticos.

El 76% de las respuestas afirmaba que sentían nostalgias como emoción más significativa, seguido por “tranquilidad”, que experimentó el 57%, además de otras sensaciones como “ternura” y “trascendencia” en orden descendente.

Los sicólogos han concluido que estas emociones nos ayudan a sentirnos mejor, particularmente durante estados de ánimo negativos, y que los beneficios emocionales están centrados en la una suerte de “automedicación” frente al estrés o la soledad.

La información publicada por www.plosone.org/ añade que la música “triste” puede servir en la vida diaria como regulador de emociones negativas además de consuelo frente a temas que nos parecen insolubles o sumamente complejos de sobrellevar.

La activación del sistema límbico y los cambios químicos cerebrales

Los científicos habían descubierto previamente que la música en general, activa los centros del sistema límbico, los mismos que resultan afectados por estímulos de mayor impacto como la comida, el sexo y las drogas.

Distintos análisis en voluntarios a los que se realizaron tomografías cuando escuchaban música, mostraron que los distintos temas activaban fuertemente el sistema límbico, aún cuando los individuos no estuvieran sometidos a ningún otro tipo de estímulo. Los géneros y ritmos musicales generaron también distinto tipo de respuesta límbica, lo que explicaría que, efectivamente, la musicoterapia, tiene además de componentes sicológicos, una generación de reacciones químicas que inciden en la corteza prefrontal, el cerebelo y el lóbulo temporal, particularmente.

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