AMÉRICA LATINA Y CARIBEÑA

Celac, un gran paso en la  integración

El comienzo del mes de diciembre coincide con el nacimiento en Caracas de la Celac, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, un gran paso en la unidad y la integración de América Latina y el Caribe. Se ha catalogado como uno de los hechos más relevantes de la historia continental en un siglo, e incluso como un hito histórico mundial. Su rasgo distintivo es que excluye expresamente a Estados Unidos y Canadá, y se constituye por 33 naciones iguales en derechos. Esto la diferencia radicalmente de la Organización de Estados Americanos (OEA). Tendrá entre sus objetivos esenciales defender la independencia y soberanía nacional de nuestros pueblos, y el respeto a su derecho de autodeterminación.

También se ha señalado entre sus cometidos, que de alguna manera heredan las competencias del Grupo de Río, el diálogo estratégico con otros grandes bloques mundiales, dar respuesta a situaciones de crisis y de conflictos en la región, y la coordinación de las políticas de nuestros países en cinco grandes áreas: política, energética, de desarrollo social, ambiental o de cambio climático, y un campo económico-financiero que permitiría profundizar la integración en un contexto de solidaridad, cooperación, complementariedad y concertación en beneficio común. Sin duda se incluye también la brega para liquidar los resabios de colonialismo en el continente, como en los casos de Puerto Rico y las Malvinas.

Trece mandatarios de América del Sur, otros 13 de la región del Caribe, 6 de Centroamérica y uno de América del Norte, en total 5 mujeres y 28 hombres, se pusieron de acuerdo en crear una comunidad para hacer frente a los desafíos de un mundo dividido en bloques. Se ha escrito que «desde el país más pequeño en extensión territorial como lo es San Cristóbal y Nieves con 261 kilómetros cuadrados, hasta Brasil, el coloso del sur, con 8.514.877 kilómetros cuadrados, desde pequeñas economías como Haití hasta aquellas grandes como Argentina deberán lograr su unión necesaria para avanzar». Allí estarán juntos Brasil y México; y también Cuba, que se ha negado sistemáticamente a integrarse a la OEA, a pesar de que la cumbre de San Pedro Sula, antes del golpe de Estado en Honduras, resolvió anular la inicua decisión de la Conferencia de Cancilleres de San Rafael de enero de 1962, que excluyó al país socialista del sistema interamericano.

Los países de América del Sur son: Argentina, presidenta Cristina Fernández de Kirchner; Brasil, Dilma Rousseff; Bolivia, Evo Morales; Colombia, Juan Manuel Santos; Chile, Sebastián Piñera; Ecuador, Rafael Correa; Guyana, Bharrat Jagdeo; Paraguay, Fernando Lugo; Perú, Ollanta Humala; Surinam, Desiré Bouterse; Uruguay, José Mujica; Venezuela, Hugo Chávez. También se incorpora Panamá, con Ricardo Martinelli.

América Central está representada por: Belice, presidente Dean Barrow; Costa Rica, Laura Chinchilla; El Salvador, Mauricio Funes; Guatemala, Álvaro Colom; Honduras, Porfirio Lobo; Nicaragua, Daniel Ortega.

Los países caribeños son: Antigua y Barbuda, presidenta Louise Lake-Tack; Bahamas, Hubert Alexander Ingraham; Barbados, Freundel Jerome Stuart; Cuba, Raúl Castro; Dominica, Nicholas Liverpool; Grenada, Tilman Thomas; Haití, Michel Martelly; Jamaica, Bruce Holding; República Dominicana, Leonel Fernández; San Vicente y las Granadinas, Ralph E. Gonsalves; Santa Lucía, Stephenson King; San Cristóbal y Nieves, Denzil Douglas; Trinidad y Tobago, Kamia Persad-Bissessar.

Por último América del Norte está representada por México, con Felipe Calderón como presidente.

La creación de la Celac reconoce como antecedente inmediato la denominada «Cumbre de la Unidad», reunión presidencial efectuada en Playa del Carmen, cerca de Cancún, México, el 22 y 23 de febrero de 2010, en que se acordó la creación del organismo como continuación y ampliación del Grupo de Río. La fecha fijada fue el 5 de julio de 2011, pero debió posponerse por la enfermedad del presidente Chávez. Antes aún, en la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC) efectuada en diciembre de 2008 en Brasil, se echaron los cimientos básicos de la nueva institución, ya que allí por primera vez en 200 años se reunieron los gobernantes de la región sin la presencia de EEUU, de Canadá o de naciones europeas.

Un mes antes de la creación de Celac se celebró en Mar del Plata el 6º aniversario de la Cumbre continental que lleva el nombre de la misma ciudad y que decidió, el 5 de noviembre de 2005, la derrota definitiva del ALCA, en presencia del presidente George W. Bush y con participación decisiva de los presidentes Tabaré Vázquez, Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Lula, entre otros. El ALCA (Alianza de Libre Comercio de las Américas) pergeñada a fines del siglo pasado por Bush padre era un plan de colonización del continente, de sometimiento al poder imperial, desde el río Bravo a la Tierra de Fuego, como lo demostró un excelente análisis de Marco Aurelio García, asesor de política internacional del gobierno brasileño. Lo destacamos porque la Celac que ahora se crea es, precisamente, la antítesis rotunda del ALCA.

El ideal de la integración ha estado vivamente presente entre las fuerzas de izquierda del continente. Ellas recogen el pensamiento de los libertadores, y en particular la visión de Bolívar y los fundamentos de su convocatoria al Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, que se resumían en la consigna: «La patria es América», al tiempo que nuestro Artigas proclamaba que «América es mi sistema». Desde la reunión constitutiva del Foro de San Pablo, en julio de 1990 en la ciudad bandeirante, las fuerzas democráticas y avanzadas que lo integran planteaban «un nuevo concepto de unidad e integración continental, que pasa por la reafirmación de la soberanía y la autodeterminación de América Latina y de nuestras naciones, por la plena recuperación de nuestra identidad cultural e histórica y por el impulso de la solidaridad internacionalista de nuestros pueblos». Estos conceptos se reiteran en los encuentros siguientes. En la declaración final del X Encuentro efectuado en La Habana en diciembre 2001 se promovía «un mayor nivel de integración, una verdadera Comunidad Latinoamericana de Naciones», y ello se planteaba como alternativa directa al ALCA. Y en la resolución final del XVII Encuentro en Managua, en mayo 2011, se decía premonitoriamente: «Un verdadero acontecimiento histórico se está gestando desde el momento en que unánimemente los países miembros del Grupo de Río decidieron la conformación de una nueva organización continental que agrupará a todos los países de América Latina y el Caribe: la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)».

Esto es lo que ahora se concreta por parte de los pueblos de un continente dispuesto a asumir con identidad propia, criterios y políticas propias los retos del siglo XXI.

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