¿ Es cierta izquierda racista? Del antijudaísmo al anticristianismo

 

La masacre de 148 estudiantes, en su mayoría cristianos, de la universidad de Garissa de Kenia en manos de yihadistas somalíes del grupo shebab, en la universidad de Garissa de Kenia fue referencia del Papa Francisco en la Pascua.

«Hoy vemos a nuestros hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe en Ti, bajo nuestros ojos o a veces con nuestro silencio cómplice», acusó el viernes en el Coliseo Francisco, al final del Via Crucis.

Fue una asesinato contra el conocimiento y la razón no solo contra la fe cristinana. Fue un asesinato contra el esfuerzo individual y el progreso.

Me llevó a escribir este artículo cuando la semana pasada en una tertulia de una radio uruguaya, los dos integrantes de izquierda de la mesa con evasivas no condenan la masacre. La clásica es comparar este caso con el de la revista Charle Hebdo culpando a la media que la matanza de Kenia tuvo menos difusión, de esta manera eluden condenar ambos casos.

El silencio cómplice es típico de regímenes totalitarios, pero no en una sociedad  abierta como la occidental. Por eso la falta de declaraciones de condena de cierta izquierda al terrorismo islámico, a las muertes de cristianos, es consecuente al silencio de los últimos atentados a judíos en Europa, lo que hace sospechar de un rascismo dentro de la misma izquierda.

Durante la dictadura Argentina cuando desaparecían ciudadanos, el miedo predominaba en las calles de Buenos Aires. Nadie sabía nada. Nadie vio nada. Además la población sale a la calle, en el año 1982,  apoyando al dictador de turno, Leopoldo Galtierí, una maniobra para desviar la atención al descontento popular,  ante el gran disparate en ese momento que fue el intento de recuperar la soberanía de las Islas Malvinas.

Los argentinos acumulan, desde entonces, un sentimento de culpa que ha traído como consecuencia regímenes de dudosa  transparencia democrática. No es solo con la cárcel de los militares causantes de los atropellos, sino la necesidad de una terapia colectiva de gran parte del pueblo, “un mea culpa” como lo ha hecho Alemania después de la guerra, solo de esa manera podría traer bienestar político  a la Argentina.

Es el mismo tratamiento que necesita esta izquierda cómplice que no ha superado los fracasos ideológicos de la Unión Soviética, China, Camboya y Cuba. Y para que extenderme de las muertes y cárceles para los que no pensaban igual.

Las palabras del Papa, ante la persecusión y muertes de cristianos, en Siria, Irak, Pakistán, Kenia, Nigeria, entre otros,  deberían despertar las conciencias de la amenaza del yihadismo, esta ideología tribal conservadora que esta en contra del milticulturalismo y la cultura cosmopolita. Nada más parecido al nazismo.

Cabe recordar el libro, El nacimiento de la ideología fascista, de Sterhell, Sznajdery y Asheri, donde proponen que el fascismo nació de la izquierda. Yo agregaría que existen algunos puntos en común con esta izquierda contemporánea.

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