Deberá reducir su velocidad de casi 29.000 km por hora, con una temperatura cercana a los 1.650 grados

La entrada a la atmósfera del Discovery: una operación riesgosa

A 30 meses de que el transbordador Columbia se desintegrara a su regreso del espacio, el aterrizaje del Discovery conlleva grandes riesgos.

Siete astronautas murieron en febrero de 2003 cuando el Columbia se desintegró al entrar en contacto con la atmósfera, debido a los gases de altas temperaturas que se filtraron en intersticios del aislante térmico del transbordador, dañado por un trozo que se había desprendido durante el despegue.

A partir de esta tragedia la NASA pospuso su programa de vuelos, a fin de que sus ingenieros incorporaran mejoras a la nave.

Sin embargo, el aterrizaje de un transbordador comporta, ya de por sí, riesgos singularmente altos, dijeron funcionarios de la agencia espacial estadounidense.

«Volar un reingreso (a la Tierra) no es algo que la gente en su sano juicio calificaría por lo general como seguro», dijo Wayne Hale, subdirector del programa de transbordadores de la NASA, afirmando que el aterrizaje «no es 100% seguro».

Con poco margen de error, el Discovery deberá volver del espacio y encender los motores para iniciar su desaceleración, desde una velocidad de 29.000 km/h, una hora antes de la hora prevista para su aterrizaje.

Unos 25 minutos luego del reingreso desde el espacio, la nave estará abriéndose paso a través de las capas exteriores de la atmósfera a una altura de 129 km de la Tierra, y aún estará a unos 8.000 km de distancia de su pista de aterrizaje en Cabo Cañaveral (Florida, sur de Estados Unidos).

A medida que atraviese la atmósfera a 9 km por minuto, el orbitador espacial Discovery se irá transformando en un planeador.

«Sólo tenemos una oportunidad, debido a que somos apenas un gran planeador», dijo Paul Hill, el principal director del vuelo del Discovery.

El transbordador seguirá su descenso apuntando su bien protegida «panza» hacia la superficie terrestre en un ángulo de 40 grados. El ángulo de la nave es crucial para atravesar las densas capas atmosféricas.

Un ángulo más abierto, por ejemplo, haría que la nave rebotara de vuelta al espacio, mientras una caída en picada la recalentaría.

Luego, aunque el Discovery vaya reduciendo su velocidad haciendo una serie de descensos en forma de S, seguirá desplazándose a velocidades supersónicas. Entretanto la fricción del aire elevará la temperatura de sus paneles de cerámica exteriores a 1.650 grados Celsius.

Fue durante esta fase, unos 16 minutos antes del aterrizaje, que el Columbia se desintegró sobre los cielos del sur de Estados Unidos.

Diez minutos antes de tocar tierra y a 43 km de altura, el Discovery todavía volará a 10.000 km por hora. Los tripulantes tendrán que esperar dos minutos más para que la nave sea por fin controlable.

Cuando sobrevuele sobre Florida cuatro minutos antes de pisar su suelo, el transbordador se desacelerará por debajo de la velocidad del sonido. Los astronautas comenzarán entonces a dirigir la nave hacia su destino.

A noventa segundos del aterrizaje el Discovery aún estará a una altura de 4.500 metros. Y a una velocidad de 518 km/h iniciará su descenso con un ángulo mucho más agudo que el de los vuelos comerciales.

Cuando esté a 610 metros de la tierra y a 33 segundos de alcanzarla, el piloto levantará la nariz del Discovery para desacelerarlo aerodinámicamente, y entonces bajará el tren de aterrizaje.

Finalmente, cuando las ruedas toquen el asfalto a 354 km por hora, los frenos se desplegarán al máximo y se abrirá el paracaídas. Eso, claro está, si todo sale bien. *

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