Alejandro Giammattei, el nuevo presidente ultraconservador de Guatemala
El nuevo presidente guatemalteco se opone al matrimonio igualitario, la despenalización de drogas y el aborto, siguiendo la línea ultraconservadora de su predecesor, el humorista y pastor evangélico Jimmy Morales.
Este 14 de enero culmina el periodo presidencial de Jimmy Morales e inicia la administración de Alejandro Giammattei en Guatemala.
Giammattei, un cirujano de 63 años, ganó la presidencia con el 58% de los votos en segunda vuelta con el partido derechista Vamos. Tiene el reto que, prácticamente, todos los mandatarios guatemaltecos hace décadas: la corrupción, la violencia y la extrema pobreza pero tiene además que lidiar con el acuerdo migratorio firmado por Morales con Donald Trump, que obliga a su país a recibir en asilo a hondureños y salvadoreños expulsados de EE.UU.
El nuevo mandatario llega con una experiencia política casi nula, excepto por su corto trabajo de dos años como director del sistema que terminó, paradójicamente, con su propio encarcelamiento.
Tiene un récord de 20 años de elecciones presidenciales y por la alcaldía de Ciudad de Guatemala perdidas.
Fiel a su posición, el galeno devenido en mandatario se opone al matrimonio igualitario, la discusión de la despenalización de las drogas y el aborto y está a favor de instaurar la pena de muerte.
Retos y enemigos
Un día antes de asumir, Giammattei ya sabe que sendos enemigos quieren su cabeza: pandilleros encarcelados habrían ordenado asesinarlo porque prometió luchar contra las maras Salvatrucha y Barrio 18, que arrecian la violencia en el llamado «triángulo norte» de Centroamérica, conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador.
El país que toma es la consecuencia de sucesivas malas administraciones y los resabios de la guerra de la década de los noventas. Según declaró a TelesurTV Sergio Rosales, asesor profesional de la Subdirección de Evaluación Social del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), el 61.1% de los guatemaltecos son multidimensionalmente pobres, o sea que carecen de al menos 5 indicadores que se derivan de cinco áreas que son: salud y seguridad alimentaria y nutricional, educación, empleo digno, vivienda y acceso a servicios básicos.
La corrupción está enquistada e institucionalizada: según los informes de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), misión expulsada por el ahora expresidente Morales, el país tiene altísimos indicadores de corrupción en prácticamente todas las capas de la función estatal. Entre otras cosas, existen plazas laborales fantasmas con salarios que se pagan sin trabajar y el soborno es pan de cada día.
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