Cachemira: nuevos códigos geopolíticos y siete motivos de una crisis planeada

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En secreto y sin informar al parlamento indio ni muchos menos a los ciudadanos de Jammu y Cachemira (J&C), el 5 de agosto, el gobierno de Narendra Modi puso en marcha la segunda fase de su plan de anexionar el estado semi independiente de J&C suspendiendo el artículo 370 de la Constitución que protegía los derechos de su población sobre la tierra en la que viven.

Días antes, Modi ordenó el envío de decenas de miles de soldados a esta región para unirse a los 500.000 ya estacionados. Se declaró el toque queda, se bloquearon las redes sociales y los servicios de telefonía móvil y fijo, se puso a los diputados bajo arresto domiciliario, y se detuvieron a miles de personas, entre ellas a los máximos dirigentes comunistas Rajya Sabha Raja y Sitaram Yechury. El toque de queda significa, por ejemplo, que las personas enfermas no puedan acudir a los hospitales ya que no hay ni ambulancias, o morir de parto en casa. Las masivas protestas de la población sólo aumentaron la intensidad de la represión de unos antidisturbios escrupulosamente deshumanizados.

La primera fase de la operación tuvo lugar el 14 de febrero cuando la fuerza aérea india atacó un supuesto campo terrorista en Pakistán, al norte de Islam Abad, en venganza por la muerte de 42 miembros de sus fuerzas paramilitares en Cachemira en un atentado del grupo islamista Yesh-e-Mohammad (Soldados de Mahoma) del que Pakistán niega vínculo.

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La Cachemira disputada    

 

El conflicto de hoy es el resultado de la respuesta del colonialismo británico a la independencia de la India, que se dio mediante dos operaciones: 1) Diseccionar la India democrática, creando la República Islámica de Pakistán, y 2) la venta del principado de Cachemira a un maharajá hindú a cambio de acuerdos económicos para de este modo mantenerla bajo su control a través de acuerdos económicos. Más adelante, los territorios de ambos países se irán achicando: En 1962, India pierde a China la región deshabitada Aksai Chin (que significa en árabe «El punto más lejano de China»), situada en el desierto de sal de Ladakh en Cachemira india, tras una breve guerra, por la construcción de una autopista por China, que uniría Tíbet con Sinkiang. Pakistán también se romperá: en 1971 nace de sus entrañas Bangladés: Indira Gandhi lo celebrará con Champaign.

De este modo, el valle, habitado por 12 millones de personas, se ha dividido en: 1) La parte controlada por India llamada Jammu y Cachemira, con dos tercios del todo el territorio, y nueve millones de habitantes, de los que el 60% son musulmanes, y también a los hinduista de Jumma, los budistas y chiitas de Ladakh, y el glaciar Siachen; 2) la parte administrada por Pakistán que son Cachemira Azad ( «Libre» en las lenguas indoiranias) y la unidad política de Gilgit y Baltistan, que linda con Afganistán y China y es de mayoría musulmana sunnita; y 3) Aksai Chin y el Valle Shaksgam (que le fue cedido por Pakistán en 1961) ya forman parte de la Región Autónoma Uigur de Sinkiang. Aun así, los tres son miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái (la OCS).

Tanto Pakistán como India reclaman la totalidad de las dos primeras partes de Cachemira: uno porque “la mayoría de sus habitantes son musulmanes” (cerca del 80% sunnitas y el 20% chiitas) y la otra porque “históricamente han pertenecido a la India”, estado secular que es el tercer país con mayor número de fieles del islam (unos 150 millones) después de Indonesia y Pakistán. Disputa que ha causado cuatro guerras (1948, 1965, 1971 y 1999), miles de muertos y millones de desplazados.

La importancia estratégica de Cachemira reside en 1) su valor militaral ser el Techo de Asia, un lugar previlejado por vigilar a China, India y Pakistán; importante motivo por el que tanto India como China se oponen a la mediación de EEUU en el conflicto: ¡Saben que, si el Tío Sam pone sus pies allí para “imponer la paz, luego ni Dios puede echarle! , y 2) Los abundantes caudales de agua de la región.

Los motivos de la guerra 

  1. Si EEUU regala Afganistán a Pakistán, India se quedará con Cachemira”, habrá pensado Modi, tras conocer los acuerdos de paz entre Trump, Talibán y Omran Khan. Según Shahbaz Sharif, el líder de oposición en el parlamento pakistaní, Khan le ofreció a Trump ayudar a su objetivo de retirarse de Afganistán (que es una farsa) a cambio de que su mediación en el conflicto de Cachemira en su favor.
  2. Entorpecer el proyecto del Corredor Económico China-Pakistán, en el que Beijing ha invertido 46.000 millones de dólares, y atraviesa la parte pakistaní de Cachemira para alcanza el puerto de Gwadar en Mar Arábigo. India sabe que una mayor inestabilidad de la región asestaría un buen golpe al proyecto.
  1. “Colonizar” Cachemira, ofreciendo oportunidades para las empresas indias en esta región, y provocar un cambio demográfico. Pues, la ley suspendida prohibía a los no cachemiríes comprar tierra en la región.
  2. Guerra por los recursos hídricos del Indo, cuya cabecera se encuentra en la cachemira de India, pero sus aguas pasan principalmente por Pakistán. El Tratado de Indo del 1960 asigna a Nueva Delhi la gestión del 20% de dichos recursos y el resto a Islam Abad con los que riega los cultivos en Pakistán para alimentar a 40 millones de personas. El aumento descontrolado de la población en ambos países, el calentamiento global que ha provocado la evaporación de los ríos y la pérdida del volumen del glaciar de Himalaya, la rápida industrialización de la India y la desertificación de Pakistán, han renovado la lucha por el Oro Líquido. Pakistán ahora teme que Modi siga construyendo represas y canales disminuyendo el flujo de Indo o le corte el agua como hizo durante la guerra de la independencia (1947-1948), secando sus cultivos: “Agua y sangre no pueden correr al mismo tiempo” , advierte India, utilizando el asesinato de sus solados en los atentados “yihadistas”.
  3. Recuperar la soberanía sobre Cachemira pluriétnica fue una de las promesas electorales del Modi en 2014. El lema “India para los hindúes” del Partido de extremaderecha fundamentalista y anti-musulmán Rashtriya Swayamsevak Sangh del presidente Modi, -quien está desmantelando el estado secular del país por el suprematismo hinduista-, ha provocado dentro de la propia india el aumento del ataque de los grupos fascistas a las minorías no hinduistas del Estado.

6 . Utilizar Cachemira para distraer a la población de los graves problemas del país (como que casi la mitad de la población de 1.352.millones no tiene un baño y defeca al aire libre), señalando a Pakistán como el enemigo, que no su régimen neoliberal-integrista.

  1. Los generales islamistas Pakistán, interesados en el enfrentamiento, así renuevan la política del uso del “yihadismo”, movilizando a los Talibán de cachemira y otros grupos terroristas que operan en la zona.  El poder y el papel del ejército indio no es menor en la política de su país: la Ley de Poderes Especiales de las Fuerzas Armadas de 1958, le otorga licencia para actuar como un ejército de ocupación en las regiones autónomas.

Cachemira y las potencias 

. EEUU, que utilizó a Pakistán, durante la Guerra Fría, para hacer de contrapeso a la India No Alineada y ser la fábrica del “Yihadismo” (a propuesta del Dr. Brzezinski), y así destruir a las fuerzas de izquierda en toda la región, con el fin de la URSS, y sobre todo con la Doctrina anti-China de Obama de “Regreso a Asia”, fue tirado a la papelera.  Obama será el único presidente de EEUU que viajó dos veces a la India con el objetivo de 1) impedir la formación de la Chindia fruto de una alianza entre los dos gigantes asiáticos, y 2) evaluar su capacidad para producir artículos baratos para el mundo y expulsar a China de este mercado. No pudo ser, quizás porque Nueva Delhi pensó que “quien tiene un tío en Alcalá, no tiene tío ni tiene ná”: EEUU estaba demasiado lejos, y no le convenía llevarse mal con los chinos. A demás, la pantomima del asesinato de Bin Laden fue el último clavo a una relación desastrosa con Islam Abad. Donald Trump, que ha fusionado la política anti-china con la anti-iraní, asegura que Modi no le informó de su plan. En esta crisis, EEUU prefiere no debilitar a India: aunque no reconocer la soberanía de Delhi sobre Cachemira, tampoco respalda la independencia de una región desorganizada que podrá convertirse en un campo de batalla de grupos armados y potencias extranjeras.

. China ha criticado duramente la suspensión unilateral del estatuto de Cachemira. En este juego de alianzas, Beijín está con Pakistán que es 1) un socio de bajo costo para mantener a raya a India, 2) el destino del 40% de sus exportaciones de armas, 3) un instrumento para influir sobre los acontecimos de Afganistán, donde la OTAN le tiene como su principal objetivo. A China que no le vendría mal que los indios se desgastasen en el conflicto de Cachemira, aunque pide una solución negociada entre ambos países.

. Rusia al contrario de EEUU y China se siente más cómoda con India, quizás por fuertes lazos heredados de la era soviética. Kremlin es consciente de la necesidad de Delhi a contar con al menos una potencia mundial a su lado. Los dos países están unidos en el grupo BRICS, y han formado una asociación estratégica, con la que Rusia intenta romper las sanciones que sufre de Occidente aprovechando el inmenso mercado indio: han acordado triplicar el volumen del comercio bilateral, que hoy es de 10.000 millones de dólares. India además es un destacado cliente de armas rusas: compró en 2018 el defensa antiaérea S-400, por 5.200 millones de dólares.

. Israel ha encontrado en Narendra Modi al hermano gemelo de Benjamín Netanyahu, el padre del “anti-musulmanismo”, (que no anti-islamismo, teniendo en cuenta que islam y judaísmo son religiones hermanas). Modi pone fin a la tradicional política anticolonialismo de la India y su defensa al pueblo palestino, y convierte a Israel en su principal proveedor de armas, en cuyo suelo los soldados indios aprenden técnicas antiterroristas para oprimir manifestantes y realizar tareas de vigilancia e inteligencia contra los activistas; Tel Aviv, además es para Modi un enlace directo con la Casa Blanca. A cambio, Israel encuentra en India un aliado contra el único país “musulmán” poseedor de armas nucleares: Pakistán.

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Para los generales de los ejércitos de ambos países, que ganan miles de millones de dólares para “defender el país” del enemigo de al lado, la paz no es una opción. Las escaramuzas y una guerra de baja intensidad justifican su importante papel en la política, con unas 140 ojivas nucleares, que posee cada uno, mantendrán el equilibrio del terror.

En una situación tan compleja las potencias emergentes están deshaciendo las viejas normas estratégicas, haciendo “ensayo y error” en busca de nuevos paradigmas. Sólo así se puede comprender por qué India ha empezado un peligroso juego que difícilmente podrá controlar. Por cierto: la población de Cachemira que vive en la extrema pobreza también tendrá algo que decir.

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