El pueblo unido jamás será vencido

Son aquí las 7:30 de la mañana. Con el mate pronto (en todos los sentidos que se le quiera dar) espero a un jardinero que viene desde Parque del Plata a hacer su trabajo.

Recién nos acostamos a la 1 de la madrugada rerequetetecontentos con la epopeya del pueblo argentino, que mucho más que una elección interna de candidatos labró un verdadero plebiscito que indica habrá Presidente del campo popular en el mes de octubre, momento en que, arremangados, deberá comenzar la reconstrucción humana, política y económica del país.

Lo que pase en cualquier país de America Latina nos atañe, nos alegra, nos entristece, nos interpela y nos convoca.

Estamos interconectados como nunca antes en la historia de este continente. Pero lo que pase en Brasil, en Mexico, en Argentina es decisivo. Ya pasó en Mexico y ahora en Argentina. Y desgraciadamente también en Brasil.

Hoy es un día de gloria. Algo parecido, aunque menos contundente en su contundencia, a lo de López Obrador en Mexico pero igualmente avasallador como nunca en la Argentina: 47% a 32% contra todo el poder político, mediático y judicial en manos tiránicas del señor Macri. Qué demostración de conciencia y de destino!

Ahora a ampliar el Frente (que aún faltan nuevos adherentes) y a generar un programa realista de reconstrucción nacional, a generar una mayoría que no desprecia ni acentúa los conflictos sino que actúa y convence: es decir, desterrar la soberbia y el dogmatismo de SOLO hay una forma de hacerlo. Hay miles y nada más que un principio: la gente debe ser el sujeto de la historia. Mientras comenzaba a pispearse que se venía en avalancha la voz tronante del pueblo, recordé a tantos que sufrieron, que perdieron todo o casi todo en estos tres años y medio y no desesperaron, no bajaron los brazos, organizaron la solidaridad y dieron una lección inolvidable de que “el pueblo unido jamás será vencido”.