DESCONOCIMIENTO

«Bebés ejecutados después de nacer» y otras mentiras de Donald Trump sobre el aborto

Donald Trump asegura saber de todo. Según él, nadie sabe más de ciencia que él mismo y, ahora, sabe dar cátedra sobre aborto y derechos de las mujeres. Una serie de tuits revelan su profunda ignorancia sobre el tema.

Foto: flickr.com/photos/whitehouse
Foto: flickr.com/photos/whitehouse

La más reciente batalla por los derechos de las mujeres en Estados Unidos, como el del aborto (ya adquirido en muchos estados del país) está relacionada con un proyecto de ley que fue propuesto por los sectores conservadores del Congreso y lo titularon «Ley de Protección de Sobrevivientes del Aborto». Según señalaron los senadores republicanos (falsamente), los doctores están asesinando bebés que sobreviven a abortos, algo que es poco probable y pasa en rarísimas ocasiones.

Sobre esto ha escrito el mismísimo presidente Donald Trump, quien aseguró en un tuit: «Los Demócratas del Senado votaron en contra de un proyecto de ley que previene asesinar niños infantes neonatos. La posición demócrata sobre el aborto es ahora tan extrema que a ellos no les importa ejecutar bebés DESPUÉS de nacer».

El proyecto de ley requeriría que los médicos utilicen todos los medios disponibles para salvar la vida de un niño nacido vivo después de un intento de aborto. Deben, dice, «ejercer el mismo grado de habilidad profesional, cuidado y diligencia para preservar la vida y la salud del niño» como lo harían para «cualquier otro niño nacido vivo en la misma edad gestacional».

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Una ley que ya existe

El senador republicano Ben Sasse, de Nebraska, redactó el proyecto de ley y lo calificó como «herramienta para prohibir el infanticidio».

Los opositores dijeron que el proyecto de ley tenía como objetivo disuadir a los médicos de realizar abortos legales y que era innecesario porque ya existe una ley similar. La Ley de protección de bebés nacidos vivos de 2002.

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¿Cuántas veces nacen bebés vivos después de un aborto?

Según publica el diario New York Times, citando al doctor Daniel Grossman, profesor de obstetricia, ginecología y ciencias reproductivas en la Universidad de California en San Francisco, casi nunca sucede que un feto sobrevive a un proceso de aborto.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, solo alrededor del 1.3% de los abortos en los Estados Unidos en 2015 se realizaron en o después de la semana 21 de embarazo. Menos del 1% de todos los abortos se realizan después de 24 semanas, y muchos se realizan porque el feto tiene una condición mortal o la vida o la salud de la mujer embarazada están en grave riesgo.

Un feto sano es compatible con la vida y tiene potencial capacidad de sobrevivir recién después de las 24 semanas de gestación.

Si el aborto se realiza a las 20 semanas o más tarde, se puede inyectar un medicamento para detener los latidos cardíacos fetales antes de que el feto salga de la matriz, explicó Grossman, quien practica él mismo abortos y lidera una organización para atender a mujeres gestantes que deseen practicárselos y no tienen recursos. En otros casos, los dispositivos de succión y otros instrumentos terminan con la vida del feto antes de que se extraiga, añadió.

Por tanto, una ley como la antes mencionada sería innecesaria, y las afirmaciones de Donald Trump sobre «ejecutar» bebés post aborto son mayormente falsas.

Lo moral vrs. lo médico vrs. lo legal

El médico añadió que hay situaciones excepcionales en las que el feto podría ser viable y se debe inducir el parto prematuro para salvar -primordialmente- la vida de la madre, y luego la del feto. Por ejemplo, cuando sucede la llamada preeclampsia, que involucra presión arterial alta y otras afecciones; este padecimiento puede matar a la madre y al feto y en la mayoría de los casos la única alternativa es dar a luz.

Si parece poco probable que el bebé sobreviva, la familia puede optar por brindar solo cuidados cómodos (envolver y abrazar al bebé) y permitir que el niño muera naturalmente sin intentos extremos de reanimación.

El proyecto de ley obligaría a los médicos a reanimar a un infante de este tipo, incluso si los padres decidieran lo contrario, argumentó la doctora Jennifer Conti, ginecóloga obstétrica que es miembro de Physicians for Reproductive Health, un grupo de defensa del derecho al aborto. Los médicos que violaron la ley estarían sujetos a sanciones penales, como lo haría cualquier persona que haya visto la violación y no haya informado de ella, aseguró.

 

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