Decoraciones navideñas iluminan la lúgubre y arrasada Alepo
En una esquina frente a la antigua ciudadela de Alepo, una luz brilla a través de la devastación en esa parte antigua de la ciudad, y atrae a los grandes y chicos para darles un poco de esperanza.
Un árbol de navidad decora una conocida plaza en el centro de Alepo, Siria, ciudad devastada por los encuentros violentos entre extremistas islámicos, el gobierno y ejércitos extranjeros.
Es un árbol de Navidad con una decoración y colores brillantes que apartan las miradas de las cicatrices de la guerra y da a los locales un poco de esperanza y paz.
La ciudad de Alepo, en el norte de Siria, ha visto una guerra devastadora a lo largo de los años, con gran parte de sus sitios históricos en la antigua ciudad han terminado en ruinas.
Dos años después de su liberación, la gente ha comenzado a ganar confianza y a trabajar para restaurar sus vidas y el encanto perdido de las vacaciones.
Durante la guerra, los árboles de Navidad eran pocos y pequeños, se escondían adentro de las casas y no se atrevían a encender sus cálidas luces por respeto y tristeza por el sufrimiento y el dolor de las personas, además de que habían presiones por parte de islamistas a evitar ese tipo de expresiones consideradas «paganas».
Luz en la oscuridad
Saer Kheirallah, propietario de un restaurante en Aleppo, fue uno de los primeros en regresar a su restaurante cerca de la ciudadela histórica de Aleppo cuando fue liberado de los rebeldes por el ejército sirio en 2016.
Su restaurante siempre había celebrado fiestas de Navidad antes de la guerra, pero cuando los rebeldes tomaron el control del este de Alepo, toda la atmósfera alegre se volvió gris.
Kheirallah le dijo a la agencia de noticias Xinhua que había traído adornos variados y decoró un gran árbol de Navidad con luces de colores como una pequeña luz en medio de la oscuridad que dejó la guerra.
«Debemos decorar, debemos hacer más, debemos alentar a los demás y todos deben saber que fuimos así antes de la guerra y estamos regresando», dijo.
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