Japón se está quedando sin japoneses rápidamente

El Ministerio de Salud de Japón anunció recientemente que solo nacieron 946.060 bebés en todo Japón en 2017, el menor número de nacimientos desde que comenzaron las estadísticas oficiales en 1899. Al mismo tiempo, 1.340.433 japoneses murieron el año pasado. Esto significa que la población no inmigrante disminuyó en casi 400.000 personas.

Este es un cambio paradigmático para un país que más bien creció constantemente a lo largo del siglo XX de alrededor de 44 millones en 1900 a 128 millones en 2000. El incremento se debió principalmente al aumento de la esperanza de vida, pero también a las familias que generalmente tenían al menos dos hijos en vez de uno.

Pero a partir de finales de la década de 1970, las tasas de natalidad se desplomaron. Mientras que la mujer japonesa promedio tenía 2.1 hijos en la década de 1970, hoy en día solo tienen alrededor de 1.4, mucho menos que en países relativamente ricos como Estados Unidos y Suecia.

Cada día más viejos

Otro problema es el envejecimiento paulatino de la población japonesa. Hoy en día, en este archipiélago asiático los de la generación «baby boomers» (nacidos después de la posterior a la Segunda Guerra Mundial, entre los años 1946 y 1964) envejecen y mueren, y los de las nuevas generaciones no quieren tener hijos ya que se buscan otras prioridades, como la realización profesional y viajar, por ejemplo, algo que muchas veces para muchos no es compatible con la paternidad.

La edad media de los japoneses es 46.3 años, la más antigua del mundo; le siguen Italia y Alemania ambos con 45.9, Portugal con 43.9 y Martinica con 43.7.

Recientes investigaciones pronostican una fuerte declinación de la población para Japón en este siglo. La Oficina de Estadísticas de Japón estima que la población japonesa caerá a poco más de 100 millones en 2050, 27 millones menos que en la actualidad. Las Naciones Unidas estiman que la población de Japón disminuirá en un tercio de los niveles actuales, a 85 millones, para el año 2100. Eso lo convertiría en el país de más rápido contracción entre las 30 naciones más pobladas del mundo.