TENSIÓN EN BRASIL

Lula se resiste a ser detenido pero no será considerado prófugo

El ex presidente brasileño se mantiene en la sede sindical de los metalúrgicos que está rodeada de miles de simpatizantes y acordonada por efectivos militares.

Lula saludando desde lo alto del sindicato metalúrgico a los miles de simpatizantes que rodean el edificio. Foto: Ricardo Stuckert / Twitter/LulaPeloBrasil
Lula saludando desde lo alto del sindicato metalúrgico a los miles de simpatizantes que rodean el edificio. Foto: Ricardo Stuckert / Twitter/LulaPeloBrasil

Lula da Silva desafía a la Justicia brasileña al no entregarse para ser arrestado luego de ser condenado a 12 años de prisión. Sin embargo, desde anoche se encuentra negociando las condiciones de su posible entrega que aún no ha tenido lugar.

La tensión se eleva en la sede del sindicato de trabajadores metalúrgicos en la localidad de São Bernardo do Campo, del cual Lula fuera cabeza por muchos años, y desde donde se ha negado a salir para entregarse a las autoridades que tienen órdenes de apresarlo y ponerlo en una cárcel de Curitiba.

Desde que empezó todo el proceso penal contra el ex mandatario, su popularidad lejos de reducirse ha crecido, y actualmente es el favorito a la Presidencia de la República, según diversas encuestas.

No será considerado prófugo

Aunque se incumplió el plazo para la entrega voluntaria, que se fijó para la tarde del viernes, Lula da Silva no es considerado prófugo para el sistema judicial.

«No hay por parte de Lula ningún incumplimiento de la orden de prisión del juez Moro. El magistrado le había dado la opción de presentarse ante la Policía Federal y él no la ejerció. Está aquí, en el sindicato de metalúrgicos, un lugar público. Todo el mundo sabe dónde está. Y aquí permanecerá junto a la militancia», explicó a la prensa la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann.

Para Hoffmann, el ex presidente es víctima de una persecución política que tiene como fin que no gane las próximas elecciones presidenciales.

En julio del años pasado, el juez Sergio Moro encontró culpable a Lula de recibir un departamento por parte de la constructora OAS, en el marco del caso Lava Jato. Según la sentencia, este inmueble habría sido un soborno para favorecer a la empresa con gigantescos contratos con la petrolera estatal Petrobras entre los años 2003 y 2010.

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