LIBERACIÓN DE GENOCIDAS

Familiares de represores argentinos no quieren verlos fuera de la cárcel

Un grupo de familiares de los represores de la dictadura argentina se sumaron a la ola de reproches a la liberación de Miguel Etchecolatz, quien acumula seis condenas por delitos de lesa humanidad.

 

Descendientes de los represores de la dictadura argentina también condenaron la liberación de Miguel Etchecolatz, a quien se le concedió el beneficio de prisión domiciliaria hace pocos días en el vecino país.

Quien fuera uno de los más crueles criminales de la dictadura, acumula seis condenas en firme por cometer delitos de lesa humanidad como  robo de bebés, secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones.

A rechazo de las decenas de organismos de derechos humanos, organizaciones internacionales y la sociedad en general se sumó la agrupación Ex Hijxs e Hijxs de Genocidas, quien también se oponen a la liberación de Etchecolatz, y a que esto se le conceda a cualquier otro relacionado con delitos de lesa humanidad.

«La pesadilla retorna al barrio»

«Esos hombres, esos genocidas, que son o que fueron nuestros padres, están volviendo a sus casas, a nuestros barrios, beneficiados por jueces sin escrúpulos, de esos que perdieron la conciencia y la memoria o que nunca la tuvieron», escribieron en un comunicado. Forman parte de él, entre otras personas, Erika Lederer, hija de Ricardo Lederer, obstetra de la maternidad clandestina de Plaza de Mayo; y Rita Vitale, hija del comisario Valentín Milton Pretti, quien dirigió el centro de detención y tortura que funcionó en la localidad bonaerense de Martínez.

«La pesadilla retorna al barrio, a hogares que conocemos, para recordarnos que alguna vez tuvieron el poder de quitar la vida en nombre del Estado. El terror, para la sociedad toda, es siempre terror: ayer y hoy. Con su presencia vuelven a amenazarnos, a poner en peligro el entorno familiar, a decirnos que después de todo son más fuertes. Hoy volvemos a sentir el perfume del terror, el sonido de sus pasos sigilosos y la angustia eterna por la justicia rota. Sentimos el miedo de andar por la calle y de vivir junto a los asesinos», agregaron.

Ni siquiera la hija de Miguel Etchecolatz, Mariana, quiere verlo libre. Ella, que hasta se cambió el apellido para despegarse de cualquier recuerdo que la ligue al represor, lo describió como un hombre «malvado», «narcisista», «sin escrúpulos» y «frío como un robot».

 

 

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