COMPRAR PISTOLAS EN EL SUPER

La cultura armamentista de EE.UU. se vuelca en su contra

El tiroteo en Las Vegas, realizado por un estadounidense le da una cachetada a los que defienden el libre acceso y uso de las armas en la unión norteamericana. Las autoridades le llaman “agresor” al atacante, alejándose de la etiqueta del terrorismo.

Un militar prueba una pistola en una tienda de armas. Foto: defense.gov
Un militar prueba una pistola en una tienda de armas. Foto: defense.gov

El nombre del criminal que disparó con una ametralladora sobre 30.000 personas en un concierto en Las Vegas resuena fuerte en los oídos de los que están a favor de la libre portación de armas: Stephen Paddock era un estadounidense de 64 años de edad, y abrió fuego contra la multitud que disfrutaban de un concierto de música country en un estacionamiento aledaño al conocido hotel Mandalay Bay. Fue abatido a tiros por policías, pero el daño ya estaba hecho: 50 muertos y 200 heridos es el saldo de su ataque.

55 millones de estadounidenses poseen armas, 22% de la población nacional total

Junto con su compañera, Mary Lou Danley -que fue arrestada- vivían en la ciudad de Mesquite, Nevada, a 130 kilómetros de Las Vegas, y estaban hospedados en el Mandalay Bay. Las críticas hacia la seguridad del hotel no se hicieron esperar, pues muchos se preguntan cómo pudo un hombre ingresar con una ametralladora hasta su habitación, sin que fuera detectado por los sistemas del edificio, que suelen estar dirigidos hacia evitar estafadores en sus casinos.

¿Es un acto terrorista?

Las autoridades se han separado de la posibilidad de considerar el ataque como terrorista, pues no se han detectado relaciones entre Paddock y algún grupo extremista. Además, la cautela para considerar terrorista a un ciudadano estadounidense parece ser uno de las primeras reacciones de las autoridades estadounidenses históricamente.

Por ahora, Paddock está solo catalogado como un agresor, y no se ha vistoreivindicación por parte de terroristas islámicos.

Un militar muestra y explica el funcionamiento de ametralladoras de guerra a dos niños en la feria Gun Show en Portland, Oregon. Foto: flickr.com/2-218fabn
Un militar muestra y explica el funcionamiento de ametralladoras de guerra a dos niños en la feria Gun Show en Portland, Oregon. Foto: flickr.com/2-218fabn

Comprar un arma es pan comido

¿Quieres una pistola, un rifle, una ballesta? Es tan simple como ir al supermercado o a una tienda de armas. Los requisitos son los mismos que para comprar una cerveza: tener 21 años y portar una licencia de conducir y listo.

En reconocidos supermercados como la cadema Walmart, cualquier ciudadano estadounidense puede comprar una pistola y llevársela a casa en no más de 72 horas (con todo y balas) sin que se le exija experiencia de uso o permiso de portación.

Esta realidad no es muy distinta en la mayoría de estados de EE.UU., pues en muchos de ellos la cosa es todavía peor. Por ejemplo, en Texas se aprobó a inicios de 2017 una ley que permite a los dueños de armas portarlas de forma visible, colgando del cinto del pantalón o en la mano, algo así como en el Lejano Oeste de las películas de Clint Eastwood.

De acuerdo con un estudio publicado en 2016 por las universidades de Harvard y Northeastern, unos 55 millones de estadounidenses poseen armas, 22% de la población nacional total. El total de armas circulando legalmente es de 133 millones, y un 3% de los adquirentes poseen la mitad de todo el arsenal civil.

El «derecho» a tener una arma de fuego está respaldado por la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, en la que se establece que el Estado está obligado a garantizar el libre acceso a las armas para cualquiera, con el argumento de la defensa personal.

Hay estados que son más duros con la adquisición de armas: en California, por ejemplo, hay que tener un permiso para comprar y portar cualquier arma de fuego, recibir un curso especializado en disparo y está totalmente prohibida la venta de las de alto calibre, como rifles de asalto o ametralladoras. En el otro extremo, Alaska no pide permiso para portar armas, ni entrenamiento o experiencia.

Solo en cinco de los cincuenta estados está prohibida la comercialización de armas de carácter militar, pero en el resto se pueden adquirir muchas de ellas con supuestos fines de «colección» o incluso de defensa.

Aprovechando las promos

Uno de los momentos del año en que más se venden armas en EE.UU. es en el conocido viernes negro, la liquidación anual en la que las tiendas tratan de vender a precios ridículamente bajos todos los saldos de sus inventarios del año, unos días antes del cierre fiscal.

En dicho evento en el 2016 se detectaron un total de 185.713 compras de armas directamente en los comercios y vía internet, un número considerado récord, en medio de una sociedad que presenció más de 250 tiroteos en 275 días (al 2 de octubre), casi uno por día.

Armarse hasta los dientes está más que arraigado en la cultura estadounidense, así que los tiroteos seguirán siendo en pan de cada día de todos, en algunos estados más que en otros, pero miles morirán por amor a las balas de los otros.

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje